Todos tenemos algunas películas que son predilectas e innegociables para nuestro corazón. A mí me pasa con “Terminator 2”, “El Rey León” o “Nueve Reinas”. Cada vez que me las encuentro en la tele sé que me voy a quedar ahí para volver a disfrutarlas. Porque no me van a defraudar. Y me pasa algo bastante similar con el River versión copera. Es que, más allá del resultado final, lo que se destacan son las formas. Las escenas y la trama que siempre nos regalan para que podamos acumular más películas inolvidables de fútbol en nuestras retinas
Ese River que cuando vos apretás el play no se ahoga en los dramas que le va presentando el contexto, sino que le pone el pecho y enfrenta los problemas con determinación, convencimiento y frente alta. El que parece tambalear en las cuerdas antes del pitazo inicial, pero que termina sacando los mejores golpes cuando la pelea lo necesita. El que supo reinventarse pese a las ausencias de Ponzio, Pity y Scocco. El que pisotea rivales y te devora sin piedad.
El River donde los huevos y el contagio que muestran los tipos que pasaron los 30 también llega a los menores de 20, formando un bloque actitudinal indestructible. El que supo encontrar solidez plena y equilibrio absoluto sin un volante central de oficio en la campo de juego. El que no le tiembla el pulso si tiene que hacer debutar a un pibe como Sosa en un partido caliente, mientras el chico responde a toda esa confianza con una entereza notable. El River que con absoluta grandeza minimizó a Racing de pies a cabeza.
El triángulo Armani-Maidana-Pinola, cada día más consolidado como un cerco que casi roza lo impenetrable. Montiel y Casco que jugaron quizás su mejor partido en el 3-0 de la vuelta. Un Palacios extraterrestre en toda la serie, la figura indiscutida. Con 19 años a puro despliegue y talento manejó los tiempos, y coronó su obra con un gol espectacular. Apareció el tan ansiado gol de Pratto (injustamente condenado a muerte por muchos pese a su bajo nivel de los últimos partidos) en una cita bien caliente y pesada. Quintero y sus pinceladas. Borré y su sacrificio. Enzo y su muestra de jerarquía absoluta, lastimosamente empañada con la actitud innecesaria del final. Y un plan de trabajo en equipo llevado adelante a la perfección por todos.
24 partidos invicto en general (la mejor racha de las últimas décadas). Desde marzo no le convierten más de un gol. 16 series ganadas ida y vuelta en copas internacionales de las 19 disputadas en el ciclo Gallardo, y 36 sobre 44 si incluímos también los mano a mano a un solo partido. 4 goles en contra en los últimos 22 encuentros. 18 vallas invictas de Armani en sus 27 partidos en cancha desde que se puso la camiseta, incluyendo que los últimos dos goles que le hicieron fueron en tiempo de descuento con el partido ya definido. Los números son demoledores y contundentes por donde se los vea.
Así es el famoso River copero de Gallardo. Y también de Biscay, otro gran héroe silencioso que desde las sombras siempre pone un manto de paz y de mística cuando le toca dar las indicaciones desde afuera. Un tipo tan humilde como entrañable, y evidentemente la mejor mano derecha confiable que puede tener un señor de la talla del Muñeco.
PD: Ah, antes que me olvide. Ricky, si tenés tantas ganas de pisarla y encarar prendé la Play, elegí a Racing (o a boca) y jugate un partidito online con algún compañero del vestuario. Total ahora durante la semana vas a tener bastante más tiempo libre. Muy bueno el abandono antes de los 90, Richard, fiel a tu estilo. Te queremos mucho.
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