Sebastián Driussi está plenamente identificado con River. Hizo todo el recorrido desde Infantiles hasta consolidarse en Primera y emigrar en julio de 2017 a Rusia para vestir los colores de Zenit. Aunque pudo asentarse en Europa, siempre sueña con el regreso a Núñez y bajo una premisa clara: hacerlo en una edad donde esté a la altura de las circunstancias.

"Todas las vacaciones, cuando vuelvo, se me pasan mil cosas por la cabeza. Pienso: quiero volver a River, quiero volver a River, quiero volver a River, quiero estar en Argentina. Después de unos días de entrenamiento, y con la cabeza un poco más fría, se me pasa. Y estoy un poco más preparado porque me pasa en todos los recesos", manifestó el delantero.

Al principio, la estadía en San Petersburgo fue complicada anímicamente, al punto de que el Gordo lloró muchas veces. "Cuando llegué acá estaba solo, fue bastante duro. En un lugar en el que no entendés el idioma, además. Pero te vas adaptando poco a poco. Es inevitable igual extrañar mucho y sufrir por eso", expresó, en una entrevista que le concedió a Olé.

La distancia fortaleció el sentido de pertenencia que tiene Driussi con River: "Veo todos los partidos, no me pierdo uno". Y eso llevó a que presenciara el 3-0 ante Central Córdoba cuando estaba de vacaciones: "Tuve la suerte de ir a la final de la Copa Argentina a Mendoza con mi representante y con mi hermano, que nunca había viajado en avión, fue muy lindo".

¿Cuándo quiere volver? "A los 27, 28 años… Me gustaría volver a una edad en la que no esté para el retiro. Quiero volver y estar bien, no me gustaría hacerlo a los 30 o 31 y que esté con lesiones y que sufra el fútbol. Quiero ir a disfrutar: eso lo tengo decidido. Muchas veces se me pasa por la cabeza el regreso", confesó Driussi.

"En cada libro de pases pienso en volver a River porque vuelvo de las vacaciones y extraño. A veces pienso en cumplir el contrato acá, que me quedan un par de años, y ahí volver. Pero después de un tiempo estoy más tranquilo, por ahí ésa no sea la decisión correcta", reconoció el atacante de 24 años.

Tan grande es su identificación que Driussi chicaneó a Boca: "Cuando haya un enfrentamiento directo y nos ganen, ahí va a doler, pero nunca tanto como la final en Madrid. Cuando nos ganen como en la época dorada de ellos va a doler. La Superliga ni se compara, no se enfrentaron de manera directa, no fue un mano a mano contra el clásico rival, menos una final, es otra cosa. En estos años cada vez que juegan contra River les agarra algo que les hace no poder ganar".

Además, Driussi reveló un consejo de Marcelo Gallardo: "Cuando me empezó a poner de delantero, en 2016, me pedía todo el tiempo que estuviera más tranquilo a la hora de definir. No me olvido más de un partido que me marcó, un River-Boca que salió 0 a 0 en el Monumental. En una jugada, Silva o Peruzzi, ya no me acuerdo, comete un error y Orion estaba muy adelantado, me quedó la pelota y pateé fuerte y erré. Pasaron unos días y una mañana me llamó a la oficina, o al confesionario como le decíamos. Ahí me dijo 'mirá esta jugada, no la podés errar nunca'. Me empezó a explicar cómo podría haber resuelto, que tenía que estar tranquilo, que no me apurara, que no me la sacara de encima. A partir de ahí me empezó a ir mejor, me relajé un poco más para definir".

Con respecto a la cuarentena en Rusia, el atacante explicó cómo la afronta: "Con mi hija Franca, mi familia. Tengo mi propio gimnasio acá y entreno todos los días para no perder el estado físico. Y después disfruto mucho de mi nena, se la pasa haciendo dibujitos por todos lados, corre al lado nuestro cuando estamos en el gimnasio. Yo juego bastante el Counter Strike (NdeR: un videojuego de acción) y ella se me queda al lado gritando '¡pum, pum, pum!'. Vivo solo para ella. Me cambió la vida  Fui papá a los 22 años, muy joven. Y crecés de golpe. Me siento más maduro, más tranquilo, relajado. Siempre tuve el sueño de ser padre. Y en lo personal cambié: me volví un enfermo de la alimentación y el entrenamiento. No tomo una gota de alcohol".