Con una nueva actuación destacada, el Cabezón la rompió durante su estadía en el campo frente a Trujillanos. Autor de un doblete, brilló y se transformó en el principal argumento futbolístico para ilusionarse en las fases decisivas de la Copa Libertadores de América.

Parece que tuviera un GPS en la cabeza. Preciso, con las coordenadas del terreno para distribuir juego y hasta enviar un cambio de frente envidiable hacia Gabriel Mercado cuando River salía de manera exigida en el fondo, Andrés D’Alessandro se llevó una merecida catarata de aplausos. En una noche que dejó puntos positivos y preocupaciones serias atrás, el enganche ofreció la mayor esperanza de cara al futuro.

A los ocho minutos del primer tiempo, tras una infracción que recibió Nicolás Domingo, el Cabezón acomodó la pelota y sacó un sorpresivo zurdazo por lo bajo para ubicar la pelota junto al poste izquierdo. Golazo. Delirio y festejo en un Monumental que se iluminó con su nivel. Como si fuera poco, diez minutos después estiró la diferencia desde los doce pasos. Milton Casco fue derribado en el área y D’Alessandro resolvió con tanta serenidad como categoría.

¿Su doblete anterior en River? Ocurrió el domingo 25 de noviembre de 2001, cuando también marcó de tiro libre en Caballito. El Millonario, en condición de visitante, se impuso 4-1 sobre Chacarita Juniors. Más allá de celebrar por duplicado y llegar a su conquista oficial número 26 con el manto sagrado, D’Alessandro fue la figura. Salió a los nueve del complemento, reemplazado por Leonardo Pisculichi, y oyó un justo reconocimiento de los hinchas. Es el cerebro del equipo. ¡Que siga así!

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