(Incluye videos) El Mundial de Clubes comenzó el 10 de diciembre, pero la gente hizo una verdadera fiesta desde que el plantel del Más Grande partió a tierras niponas hasta que River jugó la final frente a Barcelona.
Todo empezó en Argentina, precisamente el 6 de diciembre, en la despedida de la gente al equipo de Marcelo Gallardo. Miles de fanáticos colmaron las calles para acompañar al plantel hasta Ezeiza para emprender el viaje rumbo a Japón.
Y los hinchas comenzaron a trasladarse hacia Asia. Los aviones se colmaron de gente con distintas indumentarias del Campeón de América y los cánticos al ritmo de “De la mano del Muñeco vamo’ a Japón” retumbaban en los pasillos de varios aeropuertos del mundo.
El primer destino fue Osaka, ciudad en donde debutó el Millonario contra Sanfrecce Hiroshima. Allí, los riverplatenses invadieron el paseo Dotonbori con un impecable banderazo, en el cual los jugadores dijeron presente y transformaron el centro osaqueño en Núñez.
Luego, la pasión de los fanáticos llegó a Tokio, en el Parque Yoyogi más de 10.000 almas se descontrolaron y deliraron hasta con bengalas. ¿Los trenes de Japón? Se tiñeron de rojo y blanco. Fue una locura difícil de describir.
Lo mismo ocurrió con los clásicos destinos turístico que tienen los nipones. La gente del Más Grande copó cada lugar y llevó el manto sagrado a todos lados. El Castillo de Osaka fue uno de los más visitados.
Y la final de los sueños ante Barcelona fue un hecho. La ilusión fue inmensa, a pesar del 0-3 contra el poderoso conjunto de Luis Enrique, pero la fiesta sólo estuvo en las tribunas: más de 20.000 fanáticos deliraron en Yokohama. Así, River escribió un capítulo más en las páginas doradas de la historia de la institución.
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