Los pasajeros de la línea 42 no pueden creerlo, nunca habían estado al lado de la cancha durante un partido de River. Tampoco salen de su asombro las personas de cada avión que pasó por encima de un estadio Monumental vacío. Ni siquiera los vecinos de la zona comprenden cómo es posible que puedan pasear a sus perros mientras juega El Más Grande. Es que el Millonario jugó sin público en Figueroa Alcorta 7597 por primera vez en su historia.

En ocho décadas de existencia jamás había ocurrido una situación así, pero la sanción de la Conmebol lo hizo posible luego de que un grupo de inadaptados atacara al micro de Boca el 24 de noviembre pasado. Además del 0-0 de esta noche frente a Palestino, habrá que repetir la experiencia el próximo 11 de abril, ante Alianza Lima.

El operativo de seguridad compuesto por 150 policías no atravesó sobresaltos. A nadie se le cruzó por la cabeza la idea de intentar un ingreso sin éxito, pese a que algunos hinchas pasearon cerca del Monumental. Los uniformados se distribuyeron estratégicamente en distintos puntos de Núñez desde avenida del Libertador hacia la cancha. Sin embargo, no hubo ninguna circunstancia que ameritara accionar policial.

Entre periodismo acreditado -más de 100 personas-, empleados de limpieza, mantenimiento y prensa, más dirigentes y responsables de distintas áreas del club, alrededor de 250 concurrieron a la cancha. De todas formas, una buena parte de los empleados no tuvo la posibilidad de ver el empate sin goles. Incluso se utilizó el auditorio para que un protector transmitiera el encuentro.

La confitería del Monumental estuvo cerrada, pero curiosamente funcionó el pelotero para niños ubicado en el anillo del club, a pocos metros de la puerta maratón. A falta de hinchas, algunos periodistas partidarios, en tono de broma, aprovecharon para reclamarle algunos fallos al árbitro Alexis Herrera, quien no sancionó dos penales en favor de River. ¿Se hubiera animado con la presencia de los hinchas del Millonario?

Doce alcanzapelotas, entre ellos Matías Gallardo -uno de los hijos del Muñeco-, fueron testigos y partícipes del triste episodio histórico. A propósito del DT, la sanción de la Conmebol le impidió estar en el banco de suplentes, por eso estuvo viendo el partido desde un palco de la platea San Martín. Justamente las tribunas no tuvieron permitido acceso a la gente, excepto el sector del Palco de Honor. Únicamente hubo miembros de Tech en distintos puntos de las plateas, así como también en los portones de la calle.

Fue una noche extraña, totalmente atípica. River jugó sin el respaldo incondicional de sus hinchas, quienes debieron recurrir a la televisión y a la radio para alentar al equipo. Lo propio sucederá dentro de cuatro semanas ante Alianza Lima, el segundo y último compromiso a puertas cerradas. Ojalá que no se repita nunca más. Los hinchas genuinos son el motor de esta enorme pasión llamada fútbol, de ninguna manera merecen ser víctimas de una decisión tan extrema.