River tuvo la actitud de siempre en el Superclásico, pero otra vez le faltó fútbol y, a excepción de D’Alessandro, no estuvo fino para quedarse con un partido ganable.
Si hay algo que definió al River de Marcelo Gallardo es la actitud. Este plantel estuvo siempre a la altura, desde ese aspecto, para jugar los Superclásicos. Pero hace rato que al equipo le falta sumarle la cuota de fútbol necesaria para ganar esta clase de partidos.
Como tantas veces en los últimos años, el Superclásico arrancó a pura fricción, patada y cero fútbol. Y dentro de esa confusión, River tomó algo de ventaja gracias a la insólita patada sin pelota de Pablo Pérez sobre Eder Álvarez Balanta.
+ VIDEO: La expulsión de Pérez.
Boca quedó con un jugador menos a los 11 minutos de la primera etapa y La Banda intentó, aunque sin efectividad, pasar a ser el dominador de las acciones en la Bombonera.
Durante todo el primer tiempo, la esperanza de River se llamó Andrés D’Alessandro. El Cabezón hizo lo que tenía que hacer: se puso el equipo al hombro y mandó a River hacia adelante, con destellos de calidad y un tiro libre fantástico que casi se mete en el ángulo.
El complemento comenzó de la misma manera. Los dos equipos tirando pelotazos y arriesgando poco y nada, con la cabeza en aguantar y ganar de contragolpe. Pero, como casi siempre, a River esa estrategia no le sirvió.
Puro nerviosismo, nada de fútbol. Así transcurrió el complemento porque ninguno se animó a ganarlo. Se fue otro Superclásico “ganable”. Ahora, a poner la energía en la Copa Libertadores, el gran objetivo de un semestre muy irregular.
+ FOTOS: Las imágenes del Superclásico.
+ BANDERAZO: La gente alentó en la previa.
+ POSICIONES: La tabla del torneo.
+ FIXTURE: Lo que le queda a River.