Ariel Arnaldo Ortega es uno de los jugadores más queridos por los hinchas de River. Su magia, su sentido de pertenencia, su identidad con el club hacen del Burrito una persona entrañable para todos los que quieren a River.El jujeño tuvo cuatro pasos por el Más Grande y en todos dejó su huella. Ortega es de esos futbolistas que nacieron para jugar con la camiseta del Millonario: elegante, gambeteador, un extraordinario quiebre de cintura que más de una vez hasta hizo pasar de largo a sus propios compañeros y además desde lo humano genera una empatía en los fanáticos que lo ubica en el olimpo de los jugadores más idolatrados del club.

El Burrito se enfrentó al Libero vérsus en TyC Sports y contó que estuvo a punto de jugar en otro grande del fútbol argentino: “Estuve a punto de jugar en Racing, pero no sé qué pasó. Cuando yo pude resolver el tema de Turquía, Fernando Marín estaba como presidente de Racing y él tenía buena relación con Grondona y nos cita a una estación de servicio en Avellaneda. Yo ya había arreglado todo con Marín y fuimos a hablar con Julio. Salí de ahí y ya era jugador de Racing, pero cuando llego a mi casa recibo un mensaje de Marín y me dijo que no se podía y no me hable nunca más y no me dieron explicaciones y no sé qué pasó”. Hay que recordar que Ortega llegó al Fenerbahçe de Turquía en 2002 y por un incumplimiento de contrato fue sancionado por la FIFA.

Después de todo el problema que tuve en Turquía pensé en dejar el fútbol. Estaba gastando mucha plata en abogados, hubo malos manejos de quien era mi representante. Pero me llamó el Tolo Gallego y me preguntó si quería jugar en Newell’s y le dije que sí” detalló Ariel Ortega respecto a su conflictiva situación en el fútbol turco. En el club rosarino jugó entre 2004 y 2006, en esos años conquistó el Apertura 2004. En 2006 volvió a su casa y estuvo hasta 2008, año en el que fue fundamental para ganar el Clausura de ese año.