“¿Qué cobraste? ¿Viste lo que cobraste? ¿Cómo me vas a echar si no lo toqué, hermano? ¿Desayunaste vodka a la mañana?” Fueron mis últimos gritos antes de salir de la cancha, dedicados al mamarracho disfrazado de árbitro que me dirigió ese día. Hubo un par de insultos al aire en el medio, pero no vienen al caso. El payaso con silbato vestido de remera naranja señaló el punto del penal y me sacó roja directa. Ni siquiera había rozado la piel del actor teatral que jugaba de delantero y tenía la 19 en la espalda. No teníamos arquero suplente, y en un partido clave tuvo que ponerse a atajar uno de mis amigos que nunca en su vida se había puesto un par de guantes. Perdimos por ese “penal”, y hasta el día de hoy recuerdo el rostro impune de aquel delincuente del fútbol.

Por supuesto que esa anécdota tragicómica no me generó ni el 1% del daño psicológico y emocional que hoy deben sufrir Mayada y Martinez Quarta, pero quizás sirve para ejemplificar que todos en algún momento de la vida estamos expuestos a comernos algún garrón involuntario y lleno de injusticia por factores que nos exceden.

De toda esta situación difícil e inesperada de los dopings hay dos cosas puntuales que me generan máximo disgusto. Por un lado, que la sanción aunque pueda ser leve ya es inevitable, porque no podrán jugar los partidos que vienen y ambos deben estar sintiendo una impotencia enorme. No merecen vivir esto para nada, más allá que no queda otro camino que acatar las reglas, sabiendo que la sustancia saltó y alguien tiene que pagar por ese error que fue inconsciente. Por el otro, que lamentablemente algunos mediocres oportunistas (la gran mayoría adictos a la pimienta en sus comidas) aprovecharon el revuelo para querer ensuciar sus apellidos y de paso manchar el nombre del club. Los reyes del fútbol ventajero acusándonos de ventajeros. Qué país generoso.

Hoy parece difícil, pero ojalá se consigan las pruebas necesarias para confirmar toda esa inocencia que ya tienen ganada, porque no hicieron nada malo y porque encima les cayó la nube negra en sus cabezas a dos tipos de los cuáles es imposible que se pueda sospechar. Al Chino porque más allá de lo bien que hablan todos de él, si lo mirás un poquito de lejos a la cara tiene los rasgos de un nene lleno de pureza que está como mucho en quinto grado de la primaria, aunque juegue con la seguridad de un señor de 30 y mentalmente tenga la maduración de alguien con toda una carrera encima. Y a Camilo porque con solo escucharlo hablar ya parece la persona más sumisa y lejana a las malas tentaciones de toda la historia de Uruguay. Nadie más alejado que ellos para generar una mínima desconfianza en cualquier persona con un poco de sentido común en la cabeza.

Por suerte el River actual es un mundo lleno de aspectos positivos, y allí es donde aparecen las cuestiones que me provocaron orgullo y buenas sensaciones. Porque se los ha visto sonrientes y con mucha predisposición al trabajo en cada día de la pretemporada en Orlando. Y porque si miran a su alrededor tienen muy en claro que contención nunca les va a faltar. Más allá del apoyo de sus entornos personales, los planteles nuestros de un buen tiempo a esta parte se comportan como una verdadera familia, y han sido el sostén ideal para cualquier problema o situación complicada que surja con algún integrante dentro o fuera de la cancha. El Muñeco es el gran padre que siempre los guía por el camino de la disciplina, los buenos valores y la responsabilidad. Por eso no sorprendió que una y otra vez en cada conferencia no dejó de protegerlos, destacando lo que significan ambos como seres humanos íntegros y como futbolistas honrados. Y es por todos estos factores que afortunadamente la solución para soportar el día a día la tienen al alcance de la mano.

Y a esa gilada que opina sin saber no hay que darles cabida. Mírenla desde arriba y con la frente más en alto que nunca. Porque todos los que llevamos a River en la piel sabemos qué clase de seres humanos y de profesionales son, y por eso siempre transitaremos este camino de espinas con ustedes, espalda con espalda hasta que toda la mierda pase. Recuerden en el medio de esta tormenta que hoy falta un día menos para que salga el sol y vuelvan a defender el escudo más lindo del mundo. Fuerza, muchachos.

+ LA SITUACIÓN: La contraprueba ratificó el doping.

+ TECNOLOGÍA: El VAR llega a la Copa Libertadores.

+ AGOSTO: El calendario para River en este mes.