De los peores partidos en el año. La imagen que dejó River en Avellaneda es preocupante. No tuvo fútbol, ni tampoco espíritu. Le faltó fluidez en su juego ofensivo y actitud para mostrarse firme en defensa. Fue superado en ambos aspectos y el final de partido nos deja con esa sensación que siempre nos cuesta mucho aceptar y a la que nunca nos acostumbramos ni nos vamos a acostumbrar: aalorar un empate.
No perder, lo único rescatable
Es que siendo sinceros entre nosotros lo único positivo de la pesima noche que vivimos fue no perder. Es poco. Muy poco para nuestra idiosincrasia y exigencia, pero la verdad es que se jugó tan mal que la derrota parecía que se podía dar en cualquier ataque del local que cada vez que avanzaba, evidenciaba en River una vulnerabilidad alarmante. Eso nos hizo percibir que el 0 a 0 no era para despreciarlo. Por supuesto que valorar no es festejar. Acá no se festejan los empates, como si vimos que lo hicieron en otras canchas. Lo único que intento hacer es remarcar la decepciónante actuación individual y colectiva que tuvo el equipo como para marcar que resultado final le cerró mucho más a River que a Independiente.

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Armani, siempre Armani
La única figura que tuvo el Millonario fue su arquero. Otra vez Franco Armani resultó determinante para impedir que su arco sea vencido. Tapó todo con sus manos, su cuerpo y hasta barriendo con sus pies. Siempre atento y confiable. Sin dudas lo mas rescatable de un equipo sin lucimientos, ni rendimientos altos. Podemos sumar el partido serio que hizo Lautaro Rivero. Se lo notó firme. Mejor en la marca que en el manejo de la pelota. Tuvo la personalidad de bancarse un clásico bravo y reemplazar sobre la hora al mejor defensor que tiene el plantel como es Paulo Diaz. El resto de los jugadores aportaron poco y nada. La estructura futbolistica mostró debilidades en todas sus líneas, pero hace rato que River tiene un grave problema en la mitad de cancha. No recupera la pelota. Lo dijimos en reiteradas ocasiones: este equipo sufre cuando no tiene la pelota.

Armani suma 28 clásicos ganados y 29 vallas invictas. Fue la figura ante el Rojo.
Le cuesta mucho su recuperación y cortar juego. La única referencia clara para esa función es Enzo Perez. Y cuando el 24 juega mal o le toca salir, el problema se magnífica. Los demás no tienen esa característica de recuperadores natos. Pueden colaborar y ayudar pero no es la principal virtud de ninguno. Ni siquiera encontramos en otros jugadores el impetu físico, la referencia posicional o el oficio necesario para hacerlo. Ojalá Juan Carlos Portillo pueda ser la solución. En caso de no ser asi, River va a sufrir demasiado cada partido en el que enfrente a un rival tenga la capacidad de manejar la pelota y una propuesta ofensiva.

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No solo se trata de una solución individual. La poca marca y la imagen de mandíbula frágil que quedo tras este encuentro fue un tema colectivo. El retroceso fue malo. La presión en bloque no funcionó. Ni Matias Galarza ni Kevin Castaño tuvieron un buen partido. Se vió cierta falta de coordinación en algunos movimientos defensivos de la línea de fondo, especialmente al jugar con espacios en mitad de cancha y con laterales en posición de ataque. Es cierto que puede haber una justificación. A la ausencia mencionada del chileno, también estuvo afuera Lucas Martinez Quarta y salió tempranamente por una grave lesión Germán Pezzela. River terminó jugando con una zaga central inusual, impensada para este presente y que lo hacían juntos por primera vez. No solo hay que poner el ojo en lo defensivo. A River ayer le costó dar 5 pases seguidos. No tuvo conexión ni sintonía futbolistica. Lo presionaban y la perdía rapido. Un show de imprecisiones y malas decisiones a la hora de intentar generar juego o adoptar una postura ofensiva. Esta vez no gravitó Facundo Colidio para maquillar esta falencia y tampoco pudo cambiarle la cara a este River errático, el ingreso de Juan Fernando Quintero.

Borja nuevamente no le pudo aportar casi nada al equipo y redondeó una noche mala.
Es momento de dar el golpe
Esta semana que pasó se cumplió un año del regreso de Marcelo Gallardo a River. Esta actuación frente a Independiente parece ser una muestra gráfica de lo que ha sido en términos generales, y hasta ahora, la vuelta del Muñeco. El empate ante el Rojo estuvo por debajo de las expectativas y este segundo ciclo del entrenador mas importante de la historia también. Hay mas partidos malos que buenos. Se han generado en este último año mas decepciones que ilusiones. Es muy grande la estatura de River como club y de Gallardo como entrenador para que tengamos que conformarnos con poco. Nos bien acostumbramos a grandes triunfos con el DT sentado en el banco y pretendemos lo mismo para esta segunda etapa. En el 2024 no se pudo pero los 3 objetivos de River para este 2025 siguen vigentes.

River, obligado a dar la cara el jueves en Paraguay.
Estamos con vida en el campeonato, en la Copa Argentina y la Libertadores. El tema es no frustrarnos nuevamente. Hay que ganar algo. Para eso volvió Gallardo y para eso llegaron tantos jugadores en este último año. Salvo las grandes alegrías frente a Boca o una decena de buenos partidos todo lo demás no gustó ni convenció. Es cierto que para este inicio de temporada hubo una limpieza de plantel, que el mejor que teníamos se fue al Real Madrid y que dos figuras importantes como Maximiliano Salas y Sebastian Driussi, hoy están afuera de la cancha. Todo eso lo sabemos y lo tenemos en cuenta a la hora de hacer un análisis profundo, pero el paso del tiempo y la proximidad de partidos importantes genera urgencias. Este jueves se vuelve a jugar la Copa y frente a Libertad no se puede fallar. Llegó el momento de aparecer y dejar atras todo tipo de dudas. El viaje a Paraguay debe ser positivo y el regreso a Buenos Aires victorioso. El River de Gallardo ha sido una marca respetada y registrada en todo el continente futbolero. Es momento, tras un año sin éxito, de revalidar esa chapa de equipo duro y protagonista para que el sueño de ganar la 5ta Libertadores de nuestra historia sea con argumentos sólidos y no solo una cuestión de fe.





