La venta de Franco Mastantuono entró en la historia por ser la más alta del fútbol argentino. Después de todo el ruido, las idas y vueltas, y la amargura de no poder disfrutar al crack de 17 años, quien se irá a España luego del Mundial de Clubes, se cierra rápido la historia de amor entre la hinchada y el niño prodigio, al cual Real Madrid le puso una exorbitante cláusula de rescisión.
Si bien el oriundo de Azul todavía no firmó su contrato en el Merengue, ya trascendió el millonario monto con el cual el club de la Casa Blanca blindará a su nueva estrella. Según informan, Mastantuono tendrá una cláusula de rescisión de… ¡mil millones de euros!

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A la espera de la oficialización, no es una sorpresa el accionar de Real Madrid, que le hará contrato hasta 2031, ya que ha hecho lo mismo con otros futbolistas con el objetivo de que no les compren a sus figuras. Kylian Mbappé, Eduardo Camavinga, Aurelien Tchouameni, Éder Militao, Rodrygo, Vinicius, Federico Valverde y Jude Bellingham poseen cláusulas con esa millonaria cifra.

River embolsa 45 millones de euros limpios por Mastantuono.
Mastantuono, con la cláusula de rescisión más alta del mundo
En caso de efectivizarse los mil millones, el ahora ex River integrará el selecto grupo de futbolistas con la cláusula de rescisión más alta del mundo. Son los mencionados jugadores del Real Madrid, y varios del Barcelona: Pedri, Ferrán Torres, Gavi, Lamine Yamal, Ansu Fati, Alejandro Baldé, Raphinha y Jules Koundé.
Qué es la cláusula de rescisión y cómo se ejecuta
La cláusula de rescisión es un término contractual que permite a una o ambas partes terminar un contrato antes de su fecha de vencimiento, bajo ciertas condiciones o circunstancias específicas. Existen desde el 26 de junio de 1985, a través del Real Decreto 1006 de la legislación laboral de España, luego replicada en otros países. El primer caso fue Rivaldo, quien bajo esa modalidad pasó de Deportivo La Coruña a Barcelona, en 1997.
Para ejecutarla, el trámite inicia, claro está, con el interés de un club por llevarse a un jugador con contrato vigente en otro, pero que sí o sí necesita del consentimiento del futbolista pretendido para romper el vínculo que tiene e irse con su nuevo pretendiente. Esta cláusula se ejecuta de manera unilateral. Si el jugador decide irse debe resarcir al club que deja para que el trámite de salida ocurra. Vale destacar que no todos los contratos incluyen cláusula de rescisión.

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El mencionado decreto dice en su artículo 16 que cuando prima la voluntad del deportista para irse es cuando aparece uno de los motivos de la extinción de la relación laboral, sobre lo cual apunta la letra: “La extinción del contrato por voluntad del deportista profesional, sin causa imputable al club, dará a éste derecho, en su caso, a una indemnización que en ausencia de pacto al respecto fijará la Jurisdicción Laboral en función de las circunstancias de orden deportivo, perjuicio que se haya causado a la entidad, motivos de ruptura y demás elementos que el juzgador considere estimable. En el supuesto de que el deportista en el plazo de un año desde la fecha de extinción, contratase sus servicios con otro club o entidad deportiva, éstos serán responsables subsidiarios del pago de las obligaciones pecuniarias señaladas”.
El modus operandi tradicional es que el club comprador le transfiere el dinero de la cláusula al futbolista, ya que es este quien debe ejecutarla. Una vez que el equipo vendedor acredite el dinero, no puede hacer nada para evitar la transferencia. El pago es al contado, en una sola cuota.