River se mantiene expectante. Mientras espera el fallo de la Unidad Disciplinaria de la Conmebol para saber si la final se definirá dentro de la cancha, tal como pretende Alejandro Domínguez (presidente del máximo ente del fútbol continental), sabe que Boca está decidido a no disputar la revancha luego del ataque que recibió el plantel cuando estaba a unos 550 metros de arribar al estadio Monumental.
Si esta noche la Unidad Disciplinaria no le da lugar al reclamo encabezado por Daniel Angelici, Boca apelará. Y en caso de padecer otro revés, irá al Tribunal Superior del Deporte (TAS, iniciales que son en idioma francés) para torcer la determinación. La postura puede causarle serios inconvenientes, debido a que resulta compleja en materia de plazos.
Según averiguó La Página Millonaria, el hecho de acudir al TAS no suspende la decisión que tome la Unidad Disciplinaria. Por lo tanto, Boca deberá jugar la final. Y como no está dispuesto a hacerlo, su ausencia provocaría que inevitablemente la Conmebol tenga que otorgarle el título a River, un desenlace que podría llegar acompañado de una sanción durísima para el equipo xeneize.
La única forma de que Boca pueda frenar la disputa de la revancha correspondiente a la final de la Libertadores es que el TAS le conceda una medida cautelar, algo que “es difícil”, de acuerdo a lo que entienden los especialistas en materia de derecho deportivo. Por lo pronto, la Unidad Disciplinaria tiene en su poder el futuro del certamen luego de una votación entre sus miembros.