River es el lugar en el que mayor satisfacción tiene como jugador profesional. Se lo ve feliz, contento de integrar el plantel del Más Grande. Muchas veces para los jugadores el hecho de tener que conceder entrevistas resulta un tanto incómodo, pero Javier Pinola no reniega de eso. Al contrario, se lo nota suelto, distendido.
Apenas ingresa a la sala destinada a la prensa, bromea por la ausencia de galletitas y mientras se prepara para hablar conLa Página Millonaria, cuenta su experiencia en Alemania en relación con los alimentos argentinos, especialmente el mate. “Cuando venía acá en las vacaciones, me llevaba unos cuantos paquetes de yerba. Allá había un negocio en Bremen, a unos 400 kilómetros de donde yo estaba. Era un local de cosas latinoamericanas y de Argentina, encontraba yerba y galletitas”, relata, tras una década de estadía en el Nüremberg, uno de los clubes con mayor historia del país europeo.
-¿Qué balance hacés de tu presente en River?
-Estoy muy bien, muy contento. Después de un comienzo complicado las cosas se fueron acomodando. Yo digo que no es por casualidad, sino que es un combo de muchas cosas, de no bajar los brazos, de tener un objetivo arriba e ir en busca de eso. La constancia, la dedicación, el esfuerzo. Yo sabía que todo se iba a revertir. Lógicamente lo que más influyó es el tema grupal. En un momento las cosas no nos estaban saliendo como nosotros queríamos ni como se trabajaban. Cuando las cosas empiezan a funcionar y fluir naturalmente eso te ayuda a que puedas desempeñarte mejor.
-¿Por qué te costó la adaptación futbolística? ¿Los espacios que hay para cubrir son mayores en River?
-No creo que haya sido una cuestión del estilo de juego porque me había tocado jugar en Alemania con esos espacios. En Central, con el Chacho, se jugaba de la misma manera. Lo que más me costó no fue el mundo River, si bien tiene mayor dimensión lo que uno hace acá, sino yo llegaba con mucho tiempo sin vacaciones, sin descanso. Venía de jugar cuatro meses después de una lesión larga de diez meses, pero con un sistema de juego distinto al del Chacho. La idea de Marcelo (Gallardo) requiere mucha intensidad, me tuve que adaptar a eso y sin descansar en las vacaciones porque pretendía volver a jugar lo más rápido posible. Lo lindo de esto es que pasé la etapa mala, de adaptación. Cuando las cosas empiezan a salir, como ahora, uno las disfruta y se siente orgulloso de haber dado vuelta esos momentos. Obviamente no me conformo ni mucho menos, sigo siendo autocrítico como siempre.
-¿Habías tenido alguna lesión parecida en tu carrera?
-No. Cuando volví a entrenar después de la lesión (NdeR:una fractura en la tibia de la pierna derecha, ocurrió en mayo del año 2016), me resentí, tuve una fisura arriba de la zona de la fractura. Fue una lesión larga. La pasé mal porque uno disfruta jugando al fútbol, sabiendo que se va poniendo grande. Ya tenía 33 años y quería disfrutar dentro de una cancha. Por más que tratás de apoyarte en tus hijos y en tu familia, hay momentos en los que no querés saber nada ni ver a nadie, solamente pensás en jugar y la pasás mal. Ahí estuvo la gente que realmente me quiere para darme un cachetazo en el momento exacto para no caerme.
-Tenés 35 años y estás en un gran nivel, ¿te ponés plazos para retirarte o ni se te cruza por la cabeza?
-En otro momento te ponés a pensar “uh, bueno, se va terminando” y te ponés a pensar lo que vas a hacer, pero es más el tiempo que me ocupo para disfrutar de todo esto. Trato de no pensar. Físicamente me siento bien. Trato de mantenerme y de cuidarme el máximo posible porque para estar a la altura de este club y de los chicos que van surgiendo hay que estar preparado. No me pongo un plazo. Mientras lo siga disfrutando y me levante con la misma alegría que me levanto cada día para venir a entrenar y disfrutar de mis compañeros, voy a darle para adelante.
-Desde que Gallardo está en River, distintos compañeros y excompañeros tuyos destacaron al gran grupo humano que hay, ¿qué tiene el vestuario?
-Es gente simple por cómo son y por la línea que baja el técnico. Hay gente sincera, gente buena, no hay maldad. Podrá haber alguna discusión dentro de la cancha, pero vos sabés que eso queda ahí. Hay una buena unión, tratamos de juntarnos cuando los tiempos dan. Ésas son cosas que ayudan muchísimo. Al que no le toca jugar, está ahí para ayudar porque sabemos que todos son importantes y que hoy si no te toca a vos, el compañerismo es fundamental.
-¿Te sorprendió Gallardo como técnico?
-Es muy superior a todos, sin desmerecer a nadie y con el respeto que se merece cada técnico, porque obviamente no conozco a todos. Es muy superior por cómo lee los partidos, cómo los va a plantear para sacar el mejor provecho. La verdad que a mí no deja de sorprenderme, aprendo día a día. Él, en una charla, me dijo que pregunte tranquilo porque él me explica. Yo quiero ser técnico en un futuro y tengo un aprendizaje diario. Muchas veces te sorprendés y todavía no llegás a entender cómo hizo para estar siempre un paso adelante.
-¿Se te viene a la cabeza algún ejemplo o detalle táctico?
-No te puedo dar un ejemplo concreto porque es en cada partido. En el partido que planteó contra Independiente: puso tres delanteros para jugar mano a mano con los tres supuestos centrales rivales. Después Independiente jugó con línea de cuatro, pero (Francisco) Silva se metió entre los centrales para jugar como líbero. Y vos decís “¿funcionará?”… Y está a la vista que en los primeros 20 minutos, cuando mantuvimos eso que decía Marcelo, lo complicamos muchísimo. Por ahí después se dejó de hacer eso. En el entretiempo volvió a tocar el tema, pero ni siquiera tuvo que hablar tanto. Era decir “muchachos, volvamos a hacer esto”. En el segundo tiempo volvió a pasar lo mismo: creamos situaciones, hicimos goles. Entonces vos decís, “,¿pero si el técnico rival cambia, qué hacés?”. Y él dice “no, sigamos con esto porque los vamos a lastimar”. Y lo ganamos así.
-Jugaste poco en Atlético de Madrid, pero muchos años en el Nüremberg, ¿hay alguna similitud de Gallardo con el modelo de trabajo europeo?
-Mucho en la intensidad, en los trabajos. En intensidad está a la par de los clubes de allá. Estamos en River, es algo que uno, más allá de que por cualidades esté acá o por lo que Marcelo crea que debe estar en River, el tema de la intensidad de los esfuerzos y de todo ese combo de cosas no se negocia. Eso aprendimos con el correr de los partidos. Va a haber momentos en los que no vamos a poder como nosotros queremos y vamos a tener que luchar. Hay un compromiso bárbaro con eso.
-¿Qué te pide puntualmente Gallardo en tu función?
-La verdad que mucho no hablamos, salvo que en algún que otro partido que a los centrales nos dice “mirá, te van a dar la salida a vos, prefiero que hagas esto o prefiero que hagas lo otro”. Pero tanto no necesita hablar porque creo que cada uno sabe qué función tiene que cumplir, que es tratar de darle seguridad al fondo. Sabemos que vamos a quedar mano a mano, entonces él pretende que hagamos las cosas de la manera más simple posible.
-¿Cómo se fue dando la adaptación con Joni Maidana?
-Yo creo que se va dando con el correr de los partidos, a medida que uno va agarrando confianza y va conociendo los movimientos del otro, se va dando naturalmente. En mis primeros seis meses yo estaba bien físicamente, pero hay veces que la cabeza quiere una cosa y el cuerpo no responde.
-Vos jugaste de lateral izquierdo en otros clubes, ¿le diste algún consejo a Milton Casco?
-Si hay alguna jugada que podemos llegar a discutirla en el buen sentido, con el intercambio de opiniones, es para lograr un mejor funcionamiento. Pero por ahí uno viene de hacer tres o cuarto esfuerzos seguidos, entonces no le da para salir. Depende de muchas cosas como para poder decirle que haga una cosa u otra y te dice “pará, porque estoy ahogado”, “tenía miedo de que el otro me picara”. Son decisiones que toma cada uno, siempre para beneficio del equipo.
-¿Se planteó alguna vez la posibilidad de que jugaras de lateral izquierdo en River?
-Marcelo sabe que lo puedo hacer. No lo hemos hablado, pero él sabe que si en algún momento por H o por B necesita que juegue de lateral, yo voy a estar encantadísimo.
-¿Siempre fuiste lateral y central izquierdo u ocupaste otras posiciones?
-En algún momento, en Divisiones Inferiores, jugaba de ‘5’. El técnico que me probó de ‘5’ me decía que le gustaba como jugaba, pero después decidió que jugara de ‘6’. En Alemania he jugado uno o dos partidos como volante por izquierda y hasta he jugado de central derecho.
-Antes dijiste que pensaste en ser técnico a futuro, ¿seguís pensando en irte a vivir a Alemania?
-La idea de irme a vivir a Alemania es por cómo se vive allá, por el respeto, por muchas cosas. Amo a la Argentina, pero es un momento complicado de incertidumbre, de problemas, de peligros y de riesgos. Yo quiero lo mejor para mis hijos, quiero una vida tranquila. No digo que en Alemania no haya peligro, en cualquier lado te pueden pasar cosas, pero en ningún lugar se vive como allá. Ahora lo que me ocupa tiempo es seguir disfrutando porque estoy en el lugar que quería estar. Luego haré el curso de técnico para dirigir y, llegado el momento, se veré dónde estaré.
-Dijiste que estás en el lugar que querías estar, anteriormente se te había negado la posibilidad de ir a River, ¿cómo fue esa experiencia de le negativa en su momento y de la salida de Rosario posteriormente?
-Cuando volví al país, tuve seis meses muy buenos en Central. Por una cuestión de respeto al Chacho, que había confiado en mí, en ese momento le dije que no a River. Le dije que no con todo el dolor del alma, pero creo que no era el momento porque no quería ser desagradecido. Después me lesioné y ahí dije “ya está, pasó el tren”. Estaba resignado, pero volví a jugar, a disfrutar dentro de una cancha y cuando se dio otra vez la oportunidad creí que era el momento porque una segunda vez no iba a decir que no. Quería venir a River, el lugar que había soñado desde chiquito Obviamente sabía que la salida no iba a ser fácil, pero yo estaba dispuesto a enfrentarme a lo que viniera porque uno siempre trata de priorizar qué es lo mejor para su carrera. Acá no fue por una cuestión de plata, porque estaba a la par de Central. Fue más por una cuestión de desafío futbolístico que por dinero. Yo estoy donde quiero estar, la etapa de Central fue hermosa, pero ya está.
-¿Qué experiencia recordás como hincha de River? ¿Pesó a la hora de sumarte al club?
-Sinceramente, fui hincha de River. No digo que no lo sea, pero cuando uno ya es profesional, está defendiendo los intereses del club donde está. Me ha tocado jugar contra River para Chacarita, Racing y Rosario Central. Le quería ganar porque yo me debía al club en el que estaba. Después, obviamente tenía un cariño y, cuando miraba los partidos por televisión, tiraba para River. Cuando salía de la escuela, tenía el carnet de socio e iba con mis compañeros al Monumental. Estuve en la cancha en la final de Libertadores de 1996, fuimos temprano con mi viejo. Son cosas que a uno lo marcan, y no se las olvida más. Después, como te digo, por distancia o lo que sea, uno seguía mirándolo o hinchando, pero cuando uno jugaba en contra tenía un respeto por el club en el que estaba.
-¿Mirabas los superclásicos desde Alemania o el hincha quedaba a un costado?
-Los miraba e hinchaba. Ahora con las redes sociales, todos publican, pero yo soy muy reservado y muy tranquilo. Lo que haga o no queda para mí.
-¿Qué significó ganar la Supercopa contra Boca?
-Sirvió para arrancar unos meses bárbaros como los que estábamos viviendo, fue el puntapié inicial. En algún momento se perderá un partido o llegará un mal momento, pero estamos muy bien, con mucha confianza, que no es lo mismo que confiados. Cuando uno sabe que está dando un poquito menos de los que puede dar, ahí está el técnico para tirar hacia adelante y que sigamos todos en el mismo barco.
-Desde afuera da la sensación de que a River hay que matarlo, entre comillas, para ganarle, ¿vos y tus compañeros sienten eso dentro de la cancha?
-No sé si matarnos, pero aprendimos que hay momentos en los que no se va a poder como nosotros queremos, entonces ahí es cuando vamos a luchar y correr. Nos pueden ganar, pero les va a costar, no va a ser simple. Te puede pasar que te levantes mal un día y las cosas no te salgan, pero el esfuerzo y el correr jamás van a faltar.
-¿Qué recordás de la jugada polémica del presunto penal a Martín Benítez?
-Para mí, no hay nada. He escuchado hasta exjugadores que han vivido este tipo de situaciones… Estoy relajado y tranquilo, no me dejo llevar por nada, pero me indigna que digan ‘por qué no bajó la pierna, por qué no la sacó, por qué no se frenó’. Son exjugadores que vivieron este tipo de situaciones y saben cómo es, que no te podés frenar. Es más, yo la pierna no la dejo estirada, la recojo, pero me lo encuentro a él, es una jugada muy rara. Lo he escuchado a Latorre decir que paré mal la pelota. No la paré mal, la paré con la panza, porque venía con un pique, y rechazo. La pelota estaba afuera y recién ahí lo toqué a Benítez.
-¿Tuviste miedo de que se pidiera el VAR?
-Se me cruzó por la cabeza porque en un momento el árbitro me dijo que espere, pero yo estaba muy tranquilo porque esas jugadas son de interpretación del árbitro y en el momento nadie dijo nada. Después, con las repeticiones y las cámaras lentas, empezaron a discutir y se puso eso como tema principal en vez de decir que River había ganado. En el momento de la jugada, es un choque que se da por inercia porque yo vengo con el envión. Y cuando venís con el envión, ¿cómo hacés para parar de 100 kilómetros a cero en un metro con auto? Esto es lo mismo. Somos personas, no robots, es así.
-¿Por qué River puede ilusionarse con ganar la Copa Libertadores?
-Porque estamos bien como grupo. El equipo no se resiente cuando entra o sale un jugador, se demostró el otro día contra Lanús. El equipo tardó en acomodarse, pero luego ganó claramente. Todos estamos en una misma dirección, y eso es fundamental. Acá no te podés relajar nunca, la competencia es muy alta, entonces es lo que tira a dar lo mejor de cada uno.