Norberto Osvaldo Alonso es una gloria viviente de River. Para muchos, es considerado el mejor jugador de la historia del Millonario. El Beto es una de las caras en la bandera de los ídolos y también un emblema de varias épocas gloriosas. Su carrera tuvo muchos puntos altos, pero se distinguía por una cuestión que tal vez lo distinguía del resto: era un jugador que siempre la rompía en los superclásicos.
Hoy ya retirado del fútbol y acompañando a River desde la gestión, el Beto Alonso volvió a jugar un superclásico, esta vez, desde un lugar diferente. El ídolo del Más Grande llegó temprano al Monumental y fue invitado por Martín Demichelis para ingresar al vestuario local, que lleva el nombre de otro emblema del club: Ángel Amadeo Labruna.
Norberto Alonso llegó al vestuario del Millo, saludó al cuerpo técnico y los jugadores y llevó esa motivación innata que lleva en la sangre. Ganador como poco en los superclásicos, el Beto fue adoptado en el último tiempo casi como un talismán. En el último clásico en la Bombonera, viajó al estadio del eterno rival vestido de punta en blanco. En aquella oportunidad, también se había metido en los camarines en la previa del partido. El Millo terminó ganando 2 a 0 y siendo muy superior al local. ¿Nace una nueva cábala?