Después de algunos rechazos a equipos europeos, el mundo del fútbol se vio sorprendido por la decisión de Marcelo Gallardo de dirigir en Arabia Saudita. El DT asumirá en Al Ittihad y será su tercera experiencia al frente de un club, incluyendo lo hecho en River y Nacional de Uruguay.
El Muñeco explicó que lo que lo sedujo fue el “incentivo de desarrollo” que le ofrecieron en un fútbol que no conoce tanto. Lo cierto es que con esta nueva incursión, el ex River anota su nombre en una selecta lista de argentinos que ya dirigieron al club árabe.
El primero de los argentinos que estuvo al frente del fútbol del Ittihad fue Osvaldo Ardiles, y lo hizo en el año 2001. A él lo siguió Gabriel Calderón, entre el 2008 y el 2010; luego vino Enzo Trossero en el 2010 y llegó Ramón Díaz en 2018. El Muñeco tendrá el desafío de superar lo conseguido por los profesionales mencionados anteriormente.
¿Cómo le fue a los argentinos que precedieron a Gallardo en Al Ittihad?
Osvaldo Ardiles: No se registran datos de su paso por la Liga Árabe pero él mismo contó en una nota con La Nación que solamente estuvo tres meses, más allá de haber firmado contrato por un año. El nuevo presidente, que asumió cinco días después de la firma de Ardiles, sacó lentamente a todos los extranjeros del club.
Gabriel Calderón: Tuvo un exitoso desarrollo, llegando en abril de 2008 y saliendo en enero de 2010 del club. Conquistó la Liga Profesional Saudí y la Copa del Rey de Campeones. Gallardo, como se acostumbró en River, tranquilamente podría ganar dos títulos en dos años.
Enzo Trossero: Tomó el club en un contexto en el cual ya venía siendo exitoso en Arabia. Asumió en enero de 2010 y ganó la tercera Copa del Rey consecutiva en su cuenta personal. Las dos anteriores habían sido con Al – Shabab.
Ramón Díaz: Quizás el caso más llamativo de todos. Ramón, que con el Al Hilal triunfó muy fuerte en Arabia, fue DT del Ittihad solamente por cuatro partidos, de los cuales empató uno y perdió tres. El ex River tuvo sus peores números de eficacia en ese club, donde pasó sin pena ni gloria.