Más allá de haber tenido varias chances claras de gol, River no jugó bien, falló en la elaboración y perdió 1-0 ante Huracán, cuyo estadio sufrió una amenaza de bomba que demoró dos horas el inicio del partido. El Millonario quedó 19° en la tabla de posiciones, a 18 puntos de Boca.
No explota. La Superliga ya le resulta una bomba de tiempo a River, una amenaza real para pensar en la clasificación a las copas internacionales del año 2019. Ni siquiera el cambio de almanaque y la pretemporada de por medio le sirven para modificar la situación. Juegue como juegue, le cuesta sumar. Y, duele decirlo, suele jugar en el mal en torneo local. Esta noche no fue la excepción. Un polémico penal de Gonzalo Montiel sobre Ricardo Noir permitió que Ignacio Pusseto, a los 28 minutos del primer tiempo, lograra el 1-0 definitivo en favor de Huracán.
River perdió 6 de los últimos 7 partidos en la Superliga
El principal problema de esta vez tiene como base la falta de contundencia en los metros finales. Ahí se explica en parte el revés en Parque Patricios, debido a que el Millonario desaprovechó dos chances muy claras antes de quedar en desventaja. Tanto Rafael Borré como Ignacio Scocco no pudieron vulnerar a Marcos Díaz. Cuando el arquero no fue el responsable de evitar la conquista, apareció algún defensor para negar el grito. Y si no, la falta de puntería de ambos delanteros, quienes supieron causar peligro pese al desabastecimiento de los volantes.
Tan sólo ganó uno de los últimos 10 encuentros
En el medio campo estuvo el déficit de River. Enzo Pérez e Ignacio Fernández no tuvieron ideas claras. Gonzalo Martínez, una vez más el volante con mayor incidencia ofensiva, fue celosamente custodiado por los rivales. Entonces, Borré y Scocco se nutrieron de forma recíproca para causar riesgo. La pelota parada tampoco aportó soluciones. Lejos de ser un arma valiosa, resultó un serio inconveniente porque desde cualquier punto de la cancha el dueño de casa lanzaba en largo para anticiparse, molestar por la vía aérea o simplemente ganar terreno como si se tratara de rugby. Todo recurso era bienvenido en el Quemero para alejar del área al Millonario.
Los volantes no le aportaron creación ni sorpresa al equipo
La caída fue injusta, sí. River de ninguna manera mereció irse sin sumar al menos un punto. Intentó, buscó, aunque con muchas limitaciones. Hubo imprecisiones de todo tipo, fallas en el control del balón e incluso de criterio a la hora de elegir el pase adecuado. Semejante cóctel se vio reflejado en la excesiva dependencia de los puntas titulares. Los ingresos de Lucas Pratto y Rodrigo Mora tampoco allanaron el camino. Mientras el flamante refuerzo prácticamente no recibió el balón, el uruguayo careció de puntería en los centros desde la derecha. Así, con poca explosión para lastimar de verdad, El Más Grande perdió por segunda vez consecutiva y quedó a 18 unidades de Boca, sin siquiera tenerlo como futuro rival para achicar la distancia. Pero lo peor es que hay un riesgo concreto pensando en las competencias internacionales del año que viene. Esa amenaza de bomba deportiva sí es real.
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