River consiguió un punto sobre la hora frente a Banfield para el 1-1 final, pero debe mejorar urgente su nivel futbolístico de cara a lo que viene. El receso por las Eliminatorias Sudamericanas será fundamental tanto para el descanso como a la hora de revisar todo tipo de aspectos a corregir. El torneo local, muy lejos.
Es difícil analizar en pocas palabras el presente futbolístico de River. En la Copa Libertadores mostró actuaciones para sostener la ilusión cuando llegue el momento de ir a los mano a mano internacionales, la especialidad de la casa en la era de Marcelo Gallardo. Sin embargo, en el semana a semana del torneo local existe una actualidad que deja mucho que desear en materia de resultados y elaboración. Hoy hubo un nuevo ejemplo contra Banfield, más allá del gol que Lucas Alario señaló para rescatar un punto. Aunque a esta altura lo primero que es indispensable rescatar pasa por el circuito ofensivo, así la ilusión se sostiene con argumentos sólidos.
Lo cierto es que frente al Taladro el equipo atravesó diferentes momentos para el análisis. Desde el protagonismo inicial, sin soluciones para causar peligro real -amén de alguna pelota parada a favor- ni eficacia al ejecutar un penal hasta el desahogo del cierre, pasando por situaciones de zozobra cuando Santiago Silva, Walter Erviti e incluso Giovanni Simeone entraban en acción. La parte física quedó exenta de ser excusa, debido a que no pareció conceder ventajas, pese a que el Muñeco repitió a ocho titulares con relación a la visita en La Paz.
El técnico de River plantó un 4-4-2 que a partir de los 15 minutos se transformó en un 4-3-1-2 para que Andrés D’Alessandro, de buena tarea pero sin socios de gran calibre en la elaboración, pasara a ser enganche. El Cabezón fue víctima del penal que desperdició Mora. A propósito del asunto, aunque de ninguna manera sirva de atenuante para explicar otros dos puntos que se escaparon, Juan Pablo Pompei no sancionó dos penas máximas: una sobre el mencionado Mora y otra que fue mano. Detalles que también atentaron contra las chances del Más Grande.
Banfield, ordenado, prolijo y listo para presionar, molestó en cada pelota parada. Sin embargo, se puso en ventaja gracias a un centro de Franco Colela desde la izquierda para que Silva cabeceara solo. Camilo Mayada, clave para empujar en ataque y darle opciones a D’Alessandro, perdió en su costado. Leonardo Ponzio, devenido nuevamente en central por la salida obligada de Emanuel Mammana, quedó mal parado, mientras que Eder Álvarez Balanta tampoco llegó a tiempo. Fuera de esa acción, la otra posibilidad visitante en el complemento apareció por un pase flojo de Ponzio hacia atrás en el que Marcelo Barovero subsanó la falla antes de que Erviti definiera.
Nadie puede discutir la actitud positiva ni el esfuerzo de este plantel. Sin embargo, la ausencia de respuestas futbolísticas adelante tampoco queda a un costado.
En los últimos 25 minutos River comenzó a poner contra las cuerdas al Taladro. Con D’Alessandro y Mayada como sociedad principal, apoyada en la tarea de Nicolás Domingo, los ataques se intensificaron. Gallardo dispuso un 4-1-3-2, aunque ajustó la dupla de arriba: Iván Alonso y Alario para terminar los mil centros que enviaba el Millonario. Lectura acertada, teniendo en cuenta que faltaba precisión e ingenio, independientemente de la rotación para hallar variantes por diversos sectores. Nadie puede discutir la actitud positiva ni el esfuerzo de este plantel. Sin embargo, la ausencia de respuestas futbolísticas adelante tampoco queda a un costado. Es por eso que el recurso del envío aéreo pasó a ser un arma primordial.
Es fundamental que aparezca un rescate futbolístico.
Luego de un sinfín de intentos, incluyendo la media distancia, carente de éxito, llegó el alivio. Leonel Vangioni recibió una infracción en la banda izquierda. Pelota parada a favor número 13 para que justamente ese número de camiseta primereara a todos en el tiro libre ejecutado por Tabaré Viudez. Así, Alario rescató un punto a los 46 minutos del segundo tiempo. Un punto que hoy por hoy sirve poco, aunque al menos para evitar una caída. River sigue sin ganar. Van cinco partidos entre ambas competencias. Más que rescatar la unidad, es fundamental que aparezca un rescate futbolístico. Bienvenido sea este receso de dos semanas, pese a que de pormedio hay un amistoso ante Peñarol, para pulir el funcionamiento colectivo e individual.
+ LOS GOLES DEL EMPATE: Alario apareció para salvar la tarde
+ LOS PUNTAJES: El jugador x jugador vs. Banfield
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