River no brilló, pero tampoco mereció perder ante Patronato, que se quedó con el triunfo por el árbitro y porque aprovechó la que tuvo ante un Millonario que falló frente al arco rival y perdió una chance inmejorable para acercarse a la punta.

Ya está. El campeonato definitivamente es adverso para River. Porque el Millonario pierde cuando juega mal y también cuando merece llevarse algo, como en Paraná, donde estuvo muy lejos de brillar, pero no fue menos que Patronato.

Desde el arranque se notaron las intenciones de cada equipo. Patronato decidió esperar agazapado y le “regaló” la pelota a River, que con paciencia comenzó a buscar los espacios.

El Millonario, muy lejos de brillar, comenzó a ganar terreno e Ignacio Fernández tuvo una clarísima luego de un centro de Rodrigo Mora. Pero el volante definió por encima del travesaño.

Iban 26 minutos de un partido tranquilo cuando Mauro Vigliano decidió cobrar un penal que ni siquiera los locales reclamaron. El árbitro inventó una falta de Gabriel Mercado sobre Iván Furios y perjudicó al campeón de América.

Bértoli no falló desde los doce pasos y puso en ventaja a los locales gracias a la insólita determinación del juez que, no conforme con eso, amonestó a Andrés D’Alessandro por protestar.

Pero el Más Grande no se dejó estar y esta vez reaccionó muy rápido. El Cabezón sacó un corner cuando los defensores de Patronato se acomodaban. La pelota le llegó a Mora, quien con un derechazo inatajable estableció el empate más que merecido para La Banda.

En el complemento, River salió con todo, no dejó respirar a Patronato y a los doce minutos, Leonel Vangioni estuvo a punto de meter un gol igual al de Mora: corner, avivada de D’Alessandro y remate, aunque esta vez salió por encima del travesaño.

Pero River está en un momento donde la suerte no le sonríe y, en el primer avance, Patronato se puso nuevamente en ventaja, en una jugada donde Batalla tapó un remate potente, pero la pelota ingresó pidiendo permiso.

El juvenil se reivindicó casi al instante, porque tapó un mano a mano fundamental contra Carrasco -autor del segundo gol- para que Patronato no estirara la ventaja.

A partir de allí, River volvió a ser el equipo desordenado y nervioso que cae en la imprecisión. Lo poco bueno que se vio dejó de aparecer y el empate no llegó. El Millonario se despidió definitivamente del torneo y, ahora sí, apostará con todo a la Copa Libertadores. Ojo, porque el miércoles no se puede fallar.

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