Antes de seguir leyendo esta nota tenés que saber que no estamos hablando de una negociación cierta sino de un deseo, de ésos que en alguna noche se te aparece mientras dormís y después, al despertar, te das cuenta que era algo imposible, que sólo podía ocurrir ahí, con la cabeza pegada en la almohada. Lionel Messi le comunicó al Barcelona que se va del club justo al mismo tiempo que River vende a su 10. No puede existir otro 10 mejor para que se ponga la camiseta que deja vacante Juan Fernando Quintero.

Sí, seguro ya que habrán pensado mil razones para justificar que es un sueño imposible. El primero, la plata. ¿Cómo pagarle? Pero si Messi decide jugar en River los sponsor lloverían de una buena vez en el Monumental. Ni siquiera haría falta ir a buscarlos sino que llegarían solos a tocar timbre. Después dirán que está más identificado con Newell’s. ¿Seguro? El ídolo de Leo es Pablo Aimar, del que se enamoró viéndolo jugar con la banda roja justamente con el 10 en su espalda, al que le pidió por favor que le cambie la pilcha cuando le tocó enfrentarlo y con el que disfrutó en la Selección Argentina.

El mensaje que le dedicó Messi a Aimar cuando el cordobés se retiró.

Hay un lazo que no se puede ocultar entre Messi y River. Está a la vista. Se probó en Núñez, pero Newell’s no quería darle el pase para mudarse a Buenos Aires, así que terminó yéndose a España después de unos meses sin poder jugar. Cuando hizo el gol en Japón, en la final del Mundial de Clubes 2015, hizo un gesto de disculpas hacia la tribuna con los hinchas millonarios y después del partido fue él mismo hasta el vestuario para llevarse de recuerdo alguna camiseta con la banda roja.

Para seguir atando cabos y buscando hechos que pueden sostener esta fantasía hay que pasar también por el histórico 9 de diciembre de 2018. Aunque la final contra Boca se jugaba en el terreno más enemigo para Messi, el Bernabéu, igual decidió viajar desde Barcelona a Madrid para estar presente en uno de los palcos. El propio Ramiro Funes Mori, otro que estuvo como hincha esa noche, sostuvo que “quizás pudo haber tirado un puñito en los goles de River”. Y el que despejó todas las dudas fue elperiodista español Guillem Balagué, quien escribió labiografía autorizada de Leo, al citar la frase de Gerardo Grighini -un amigo de Messi-: “El dice que es hincha de Newell’s, pero cuando era chico, era de River como yo. Era fanático de Pablo Aimar”.

Seguramente Messi en River no ganaría tantos millones como podría cobrar en España, Italia o Inglaterra. Pero podría ponerse la camiseta con la que soñó desde chiquito, la que tiene ubicada en un lugar especial de su museo personal, podría vestirse igual que su ídolo y podría ser dirigido por uno de los tres mejores técnicos del mundo según su propio voto del año pasado en la elección de The Best. ¿Qué más necesitás, Leo, para mudarte a Núñez? ¡Dale, el Muñeco te está esperando!

Messi con la camiseta de River junto a Pichi Quiroga, el utilero millonario, después de la final del Mundial de Clubes 2015.