(Yokohama – Enviados especiales) De antemano, River necesita hacer un partido perfecto para vencer al Barcelona, debido a que es fundamental la contundencia en ataque y la solidez defensiva.
La inteligencia es indispensable. De ninguna forma debe estar asociada con especular ni mucho menos, pero sí con elegir la opción adecuada en el momento indicado tanto para avanzar como para retroceder. Cuanto mayor eficacia haya en las diferentes decisiones, más cerca estará de cumplirse el objetivo de River: ser campeón del mundo.
Enfrente, el gigante. Ese equipo al que todos quieren enfrentarse, Barcelona. Hablar de sus individualidades sería tan obvio como describir la camiseta del Más Grande. Entonces, mejor hablar de recaudos. Existe la chance de que Marcelo Gallardo le ponga una custodia desde cerca a Andrés Iniesta, el cerebro. Leonardo Ponzio es el candidato para esa función, teniendo en cuenta su conocimiento y la experiencia que sumó en el fútbol español.
Sin embargo, las precauciones son mayores. Desde el cuidado por el juego aéreo de Gerard Piqué en la pelota parada hasta el mayor desafío: controlar al tridente conformado por Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar. Si los tres son titulares, salvo que el argentino y el brasileño queden ausentes a último momento. Gabriel Mercado, Jonatan Maidana, Eder Álvarez Balanta y Leonel Vangioni tendrán que reducir espacios, presionar en bloque y contar con la ayuda de los dos volantes de marca.
Pero no todo es reparos y cuidados. River tiene algo a lo que el Barcelona no está acostumbrado: el espíritu de ir a luchar por cada pelota dividida en el ámbito local, donde nadie regala nada. Esa fricción no es demasiado conocida por el conjunto catalán, que perdió su momento de mayor presión desde la partida de Josep Guardiola. Entonces, justamente la presión y contrapresión puede ser muy interesante para el análisis. Tanto la destreza como la convicción y actitud serán determinantes para capturar los balones sin dueño.
¿Quién tendrá la iniciativa? Todo indica que el Barcelona, por condiciones técnicas. Aun así, hay que ponerles unas fichas a la intensidad de River para ahogar en cada rincón del terreno a cuanto jugador blaugrana vea. Doblegar marcas, correr de manera inteligente para no descompensar al equipo ni derrochar aire que puede ser valioso en un eventual alargue. Ni siquiera hay que descartar la posibilidad de una infartante definición por penales en lo que promete ser una fría noche en Yokohama, cerca del mar.
Tampoco se puede omitir la parte ofensiva. River necesita ser contundente. Tal vez haya pocas chances para lastimar. Es por eso que Rodrigo Mora, Lucas Alario -su poder en lo alto es una de las cartes más relevantes, agéndenla- y el definidor de turno tengan lucidez, precisión y una cuota de frialdad para tomarse un tiempo más si es que presenta la ocasión. Y a no olvidar la pelota parada: Gabriel Mercado y Jonatan Maidana también merecen unas fichas por su especialidad en la materia y ese convencimiento para elevarse. Lo cierto es que cualquier análisis corre riesgo de derrumbarse en caso de que ocurra una incidencia inmediata. De lo contrario, esos factores serán para seguir con mucha atención.