Julián Álvarez está en boca de todos y no para de romper récords y estadísticas fecha tras fecha en el torneo local que tiene a River como puntero. Después de debutar con tan solo 18 años en la final de Madrid frente a Boca, el delantero atravesó el necesario período de adaptación y formación a la idea y principios de Marcelo Gallardo y actualmente es la mayor promesa del fútbol argentino.Pero como toda figura, siempre hay una historia de inicio que poco se conoce. Y al igual que el Muñeco cuando estuvo a punto de firmar en Newell’s antes de asumir como DT de River, la Araña estuvo a nada de quedar en otro club antes de arribar a River.

Corría el año 2015 y con 15 años, Julián la rompía en el Club Atlético Calchín, el club del pueblo de 5 mil habitantes del cual es oriundo, en la Liga Independiente de Fútbol, una liga regional indirectamente afiliada a la AFA que agrupa a varios clubes del interior del país. Pese a que marcaba la diferencia en los partidos, no aparecía ninguna nueva chance de dar el salto -después de probarse sin éxito en Boca y Real Madrid- hasta que Alfredo Alonso,en ese momento captador de juveniles de Argentinos Juniors, lo vio en un torneo de interligas disputado en la localidad cordobesa de Embalse.

Julián Álvarez cuando se probó en Boca, el segundo de la fila de abajo de derecha a izquierda, con unos inconfundibles botines verdes.

Alonso, que había ido a ese torneo con el objetivo defichar a un arquero categoría 98 de Corral de Bustos que tenía visto para el Bicho, se encontró con la descollante actuación de Julián, que gambeteaba rivales con una facilidad pocas veces vistay no le pudo sacar los ojos de encima por tres días hasta que se decidió a hablar con su papá para comentarle la posibilidad de ficharlo en Argentinos Juniors. La familia de Álvarez dio el OK pero cuando Alonso volvió a Buenos Aires para finiquitar los papeles, recibió un revés de la directiva del conjunto de La Paternal: no había dinero suficiente para alojar a Julián en la pensión.

Las primeras anotaciones que Alonso hizo sorbre las características de Álvarez al verlo jugar.

Ante ese panorama, Alonso, que trabajó ocho años en el Millonario hasta la llegada de Daniel Passarella como dirigente,recurrió al contacto de uno de sus amigos a quien conocía de compartir tardes en el club Parque Chas, institución de la cual llegaron varios jugadores a River como Santiago Simón y Felipe Salomoni. Llamó a Gabriel Rodríguez, histórico coordinador de las Inferiores de River, y le recomendó que le hiciera una prueba a Julián porque era un talento en potencia. Gabriel, después de ahondar un poco sobre las características del atacante,accedió a probarlo durante una semana pero no necesitó todo el tiempo para decidirse.

Julián no olvida sus raices y le regaló una casaca a Alfredo Alonso, su descubridor.

Julián vino a Buenos Aires en noviembre de 2015 para estar una semana a prueba en el Más Grande y después de verlo un solo día, Rodríguez decidió ficharlo y River, además de alojarlo en la pensión,y también le dio lugar en el colegio. “Me trajiste a un fenomeno“, le dijo Rodríguez a Alonso cuando se lo cruzó en Parque Chas. Y así arrancó la historia de la Araña con la banda roja. Se sumó a la Séptima y empezó a estar bajo el ala de Juanjo Borrelli, actual DT de la Reserva y quien fue su primer formador. Sobresalió en Séptima, saltó rápidamente a la Sexta, de ahí a Reserva y en pocos años a debutar ontra Aldosivi en el Monumental y luego sumar en el Estadio Santiago Bernabeu, en la final más importante de la historia. La historia del crack cordobés que parece no tener techo….

Alfredo Alfonso, descubridor de Álvarez, junto a Hernán López Muñoz.