River nuevamente perdió como visitante, lleva seis caídas al hilo en esa condición por la Superliga, continúa lejos de la zona de clasificación a copas internacionales y sigue bajando en la tabla de posiciones. Vélez fue superior y se impuso 1-0 en Liniers.

No hay lugar para otra lectura: River sufre una crisis. Se acostumbró a perder fuera de casa, juega mal y, esté quien esté dentro de la cancha, el resultado es el mismo. Por supuesto que hay margen para dejar atrás la situación, sobran recursos humanos en el plantel, además de que Marcelo Gallardo representa una esperanza en sí misma. Sin embargo, el presente indica que las soluciones de ninguna forma aparecen. El Millonario sigue alejándose de las copas internacionales y sumando golpes: hoy cayó 1-0 contra un Vélez cuyo objetivo es sostenerse en Primera División…

El capítulo de hoy fue muy parecido al de Lanús y Huracán. Un River sin rumbo futbolístico, débil en el medio campo tanto para la generación de juego como a la hora de recuperar la pelota. Vélez era la cara opuesta, lúcido para avanzar y voraz cuando tuvo que reducir espacios. Presionó a un Millonario lento, impreciso, doblegado en cada sector del terreno. Si la ilusión de ganar se prolongó fue porque Franco Armani le negó el grito a los hinchas locales durante el primer tiempo, pero Lucas Robertone rompió el cero a los 24 minutos del complemento.

Tan pobre fue la actuación de River que El Fortín le ganó corriendo y metiendo. Ni siquiera los cambios de Marcelo Gallardo brindaron respuestas suficientes. Leonardo Ponzio iba a descansar, pero terminó reemplazando a Bruno Zuculini, amonestado y al borde de la roja. Expulsión que sí se ganó Enzo Pérez, también de bajo nivel. Con uno menos, más el gol posterior, los problemas quedaron en evidencia de manera nítida. Pese a los intentos de Rodrigo Mora, que estrelló un tiro libre en el travesaño, el ingreso de Juan Fernando Quintero y el empuje de Lucas Pratto, bastante peligroso para el fondo rival, amén de estar desabastecido.

Gallardo dispuso un 4-3-1-2 que tampoco le dio agresividad en ataque. Nicolás De La Cruz ofreció poco, mientras que el resto de los volantes titulares desaprobó. El costado de Milton Casco una vez más fue motivo de invitación a los avances del conjunto adversario, las acciones de pelotas paradas tampoco surtieron efecto y la salida desde atrás causó inconvenientes en lugar de aportar claridad. Así está River. Aunque tuvo algunas chances para rescatar un punto, juega decididamente mal, esté quien esté. Para colmo, pierde hasta en el rubro actitud, algo que siempre caracterizó al ciclo del Muñeco. Duele decirlo, pero sí, es una crisis, sobre todo futbolística. Ésta es la realidad.

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