Varios de los técnicos que tuvieron al exdefensor en las Inferiores de River recordaron el progreso que fue teniendo el mellizo, cuando en ese entonces no era muy conocido. Además, Gabriel Rodríguez reveló que tuvo que encerrarlo en una oficina para que no se lo lleven a Universidad de Chile.

Quizás, el caso de Ramiro José Funes Mori sea uno de los más sorprendentes de los últimos años. En poco tiempo, el mendocino evolucionó y perfeccionó su forma de jugar de manera asombrosa. Y actualmente -brillando en Everton y en la Selección Argentina- es uno de los defensores más difíciles de pasar en el planeta. Pero no siempre fue así para él. Su carrera comenzó con mucha lucha y no sólo por portar el mismo apellido que su hermano Rogelio, quien no es bien recordado en Núñez. Cuando formaba parte de las divisiones juveniles debió lidiar con varios obstáculos.

Entre otros puntos, el hombre llegó a River con 16 años y sin haber hecho Inferiores en Argentina. Por eso, debía acoplarse más rápido al resto de sus compañeros, quienes le sacaban ventaja por una cuestión de tiempos.

Ricardo Valiño, actual entrenador de Lobos Buap de Puebla y que en 2008 tuvo la oportunidad de ver la prueba de Funes Mori, dialogó con Cancha Llena y recordó: “Técnicamente era muy bueno, con detalles tácticos para pulir, además de tener muy buen juego aéreo y un físico ideal. No estaba lejos del nivel de una categoría que venía de ser campeona. Pablo Lorenzo, el preparador físico de aquel equipo, hacía venir a los Funes Mori a entrenarse más temprano para igualarlos con el resto de los chicos. Después de la práctica, se quedaban puliendo otros detalles conmigo y Luigi Villalba, mi ayudante. Ramiro era muy inquieto. Preguntaba cuándo salir a marcar, cuándo salir a esperar”.

“Ramiro se probó de volante central, que era un puesto en el que teníamos variantes. Por eso, le sugerimos que fuera segundo marcador central por su perfil zurdo. Lo tiramos 15 metros más atrás. Primero, se enojó, pero luego lo entendió. Era muy inteligente, con una capacidad muy grande para asimilar conceptos y una capacidad de superación asombrosa”, agregó Valiño.

En la carrera de un jugador, siempre hay una historia en Inferiores que sorprende a todo el mundo. Una de ellas es la que contó también a Cancha Llena, Gabriel Rodríguez, actual coordinador de las Inferiores del Más Grande y que en 2009 ocupaba dicho cargo: “Encerré a Ramiro y a Rogelio (Funes Mori) en mi oficina de River porque un representante se los quería llevar a Universidad de Chile. Fue un miércoles y el libro de pases cerraba al otro día. Les retuve los pasaportes. Les habían ofrecido ser titulares en la Primera. Yo les dije que era mentira, que cómo les iban a asegurar titularidad si ni siquiera habían debutado. Recién estaban por comenzar en quinta división. Los chicos se dejaron llevar por el comentario. Fui a la pensión y les dije que se tenían que quedar acá y que los fichábamos”.

Luego de un año en Quinta División, el mellizo pasó a la Reserva en 2010. César Laraigneé, quien tenía el privilegio de comandar aquel equipo, también recuerda la evolución del ex-River: “Es un chico que progresó mucho. Se tenía mucha confianza y fue mejorando. Contaba con virtudes físicas, pero no tanto técnicas. Era muy inteligente y escuchaba las indicaciones que uno le hacía para corregirse. No me sorprende hasta dónde llegó. Tenía una personalidad fuerte para progresar. Balanta, que era mejor técnicamente, estaba por delante de él, pero lo terminó superando”.

Por otro lado, Rodríguez es uno de los que destaca y elogia las grandes condiciones que tiene Ramiro, campeón con El Más Grande de un título local y cuatro internacionales: “Por no haber hecho Divisiones Inferiores desde chiquito, hay cosas que debería mejorar y aprender, pero no me sorprende la carrera que hizo Ramiro. Es un ganador, con ideales muy firmes, un carácter muy fuerte. La personalidad de Ramiro se reflejaba en el trato hacia su hermano, lo tenía cortito. Le hablaba constantemente en los partidos de Inferiores. Buscaba el momento para decirle cualquier barbaridad y que él reaccionara y levantara la moral para convertir goles”.

A su vez, Valiño también le tira flores al mellizo y resalta varias virtudes del actual defensor y figura de Everton: “No tiene techo. En su momento le veíamos un futuro bárbaro por la personalidad y la convicción. En los momentos difíciles, tiene la templanza de los jugadores diferentes. La primera de River fue natural para él, lo mismo que jugar la Copa Libertadores o hacerlo en la Selección”.

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