(Incluye videos) River no fue pura espuma y goleó 5-1 a Quilmes, por eso cerca de 50.000 hinchas celebraron en Núñez, donde hubo un repertorio amplio de canciones y varias ovaciones.
Lunes de carnaval. Un Carnaval Monumental, ideal para festejar y darle rienda suelta alegría. Y nada mejor que viendo un triunfo de River, goleada incluida. Es que la producción del equipo que dirige Marcelo Gallardo fue muy buena y despertó un entusiasmo enorme en las tribunas del templo de Núñez, a puro aliento durante toda la tarde noche.
La bienvenida al equipo, demorada 24 horas como consecuencia de las tormentas que postergaron el encuentro, fue mediante el clásico “River, mi buen amigo, esta campaña volveremo’ a estar contigo”, a las 19.10, momento en el que Marcelo Barovero encabezó la salida desde el túnel. Justamente, el capitán fue muy ovacionado al ocupar el arco cercano a la cabecera Centenario. “Trapito no se va, Trapito no se va”, solicitaron los simpatizantes.
Una vez comenzado el encuentro, hubo un repertorio bastante variado. Desde “el que no salta, abandonó”, dedicada a los pimenteros, hasta “hoy te vinimos a ver, de la cabeza tomando vino”, pasando por “al fin va a decir la verdad el el que escribe los diarios” y “no tengo un mango y voy igual”. Con la apertura del marcador, el respaldo se hizo sentir con mayor intensidad, mientras que el 2-1 de Gonzalo Martínez, que no tuvo mejor idea que hacerle gesto de silencio a los hinchas ubicados en la Belgrano Baja, generó un “oooh, vamos, River Plate”.
Además del apoyo de siempre al equipo, una parte del repertorio apuntó hacia el eterno rival y al adversario de turno: “a La Boca la vamo’ a prender fuego y esta tarde a Quilmes lo co…”. Además del reconocimiento a Barovero y el habitual “Muñeeecooo, Muñeeecooo”, Rodrigo Mora, autor de dos goles, recibió una muestra de cariño al grito de “u-ru-gua-yo, u-ru-gua-yo”.
Los minutos finales sirvieron para que la gente del Más Grande disfrutara a través de un reiterado “oooleee” mientras el equipo se floreaba frente al Cervecero. Pese a los silbidos hacia el arquero visitante Walter Benítez, que demoró varios saques para reducir el margen de tiempo e irse con una goleada lo menos grave posible, el principal foco fue destinado nuevamente a “todos los domingos a la tarde yo vengo a alentarte, seguimos aguantando los trapos para verte a vos”. Gran despedida para el equipo, que despertó un enorme entusiasmo gracias a la goleada.
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