Noche de Copa Libertadores en Córdoba. De esas que nos acostumbramos a vivir en la última década. De muchas cosas en juego y poco margen de error. De esas que se sufren, se disfrutan y se viven intensamente. Son noches que duran 90 minutos pero que se viven desde 15 o 20 días antes. Y quizás más también. Hace mucho que tenemos agendado en nuestros calendarios este 14 de agosto de 2024. Desde aquel sorteo de Conmebol donde conocimos adversario, y que hoy nos parece lejano, que venimos jugando, imaginando y pensando en este partido de Copa con Talleres.
Muy atentos al mercado de pases nuestro y al de ellos. Aprobando o reprobando las incorporaciones que iban llegando solo con el filtro de esta llave frente a la T. Expectantes por las salidas e incorporaciones del rival. Que Ramón Sosa si, que Ramín Sosa finalmente no y esa resolución que marcó la ausencia del paraguayo se celebró con un puño apretado en todo el Mundo River. Se lesionó Botta y también nos parecía una buena noticia. Porque estos duelos se viven así. Importa tanto lo propio como lo ajeno.
Faltó Meza, pero jugaron Bustos y Pezzella
Por eso la pregunta recurrente de todos los dias era ¿Juega Maxi Meza? Y no. La definición del pase del ex Monterrey se demoró pero nos consolaba saber que para la revancha en casa si va a estar presente. El que si estaba para jugar era Fabricio Bustos. Otro de los refuerzos recientes que firmó hace pocos dias y que en su debut con esta prestigiosa y pesada camiseta rindió como si viniese jugando desde hace años en el club. Y si hablamos de incorporaciones a último momento, ya tenemos que marcar la de Germán Pezzella como un gran acierto. En solo dos partidos, el defensor Campeón de América y del Mundo con la Selección Argentina, demuestra que es jerarquía pura y un salto de calldad para este plantel millonario.
Volvió Marcelo Gallardo y el espíritu copero
Como también lo es Marcelo Gallardo. El especialista en Copa Libertadores y los partidos de “mata-mata”. El Muñeco le dio desde su mentalidad y capacidad para transmitir conceptos ese tan mencionado espíritu de equipo que venía faltando en los últimos tres meses. River en Córdoba volvió a ser un equipo fuerte, solidario, metedor, concentrado, al que no le fallo la parte anímica para dar la batalla necesaria en un partido donde el fútbol brilló por su ausencia. En apenas nueve días Gallardo logró transformar un grupo de jugadores con fragilidades emocionales en futbolistas que corrieron más que el rival y nunca le escaparon al roce físico que se dio como aspecto más frecuente y destacado de estos 90 minutos iniciales.
En la última columna publicada me animé a expresar que amamos el estilo y las maneras pero que en este contexto actual de River frente a Talleres solo importaba el resultado. Que somos fundamentalistas del buen juego y jamás aceptaremos el “ganar como sea”, pero ante tantas turbulencias y cambios recientes entendíamos que exigir jugar bien no parecía correcto ni logico. Y así fue. Al equipo le faltó volumen futbolistico. Conexión y precisión. No tuvo elaboración, no junto pases y prácticamente no generó situaciones de riesgos. No fluyó.
River con la pelota no hizo un gran partido. Los aspectos a remarcar y elogiar fueron todos los que enumeramos anteriormente. No anduvieron bien ni Claudio Echeverri ni Franco Mastantuono. Un poco por su inexperta juventud y otro poco porque el trámite del partido no permitió que ellos puedan imponer su frescura y talento. Ante este panorama Adam Bareiro, al igual que contra Huracan, terminó siendo el llanero solitario, sin nunca ser abastecido, jugando de espaldas y corriendo mucho en beneficio del equipo. Situaciones o jugadas en el area que es su habitat natural no pudo tener ninguna. Faltó presencia ofensiva.
River no sufrió, salvo algun pelotazo aéreo y cruzado que nos mostró a Franco Armani con alguna duda. La verdad que no pasó ningún susto grande. Tampoco se los ocasionó a Talleres. En el primer tiempo solo una corrida de Mastantuono que enganchó para su perfil y remató al arco y otra en el segundo tiempo tras un córner que Paulo Díaz impactó de cabeza pero encontró bien ubicado a Herrera. Poco y nada.
Buenos ingresos en el segundo tiempo
Recien empezó a sentirse cómodo con la correcta expulsión de Lucas Suárez y los ingresos de Manu Lanzini y Nacho Fernández. Se dio cuenta que con un hombre menos Talleres no tenía como lastimar y asumió el protagonismo necesario para hacerse dueño del partido en el tramo final y conseguir la victoria. Lo hizo faltando cinco minutos. Con la fórmula más efectiva de la noche: La pelota parada. Otro centro al área, Paulo Díaz se anticipó a la marca y con un golpe de hombro anotó el único gol de partldo. ¿Premio exagerado? Quizás. El partido estaba para un 0 a 0 clavado pero si alguna vez nos toca ligar a nosotros, bienvenido sea.
Definimos en casa (y con ventaja)
El resultado es excelente. Ir al Monumental la semana que viene sabiendo que estamos 1 a 0 arriba es una situación favorable que este equipo deberá manejar y sacar provecho. La localía para River viene siendo determinante en el último año y medio y eso hay que hacerlo sentir. De hecho, una de las grandes expectativas que tiene el hincha de River para esta Libertadores 2024 es que se define siempre en casa y con 88 mil personas alentando y empujando. Para ese partido volverá Miguel Borja, seguramente se contará con Maxi Meza y quizás hasta se pueda recuperar Facundo Colidio. Todas buenas noticias de cara a los 90 minutos finales que restan jugar.
Una revancha que ya estamos viviendo y sintiendo. Porque la Copa Libertadores es así. Una verdadera obsesión metida en la cabeza de cada hincha que sueña y desea ganarla una vez más. Casi que nadie piensa en el partido del sábado frente a Gimnasia en La Plata. Y eso que se necesitan los puntos para intentar pelear arriba. La realidad indica que el objetivo es Talleres. Poder cerrar estos octavos de final de manera favorable y clasificar a los cuartos. Que después de esta gran victoria de visitante parecen haber quedado más cerca que nunca.