Y sí. Es inevitable. Así es el fútbol. Podemos estar decepcionados y acumular frustraciones durante el último tiempo pero todo eso se modifica cuando lo vemos a River comenzar el Torneo Clausura de esta manera. Son 2 jugados y 2 ganados. 6 puntos en la tabla. 7 goles a favor. Ganó, goleó y si bien, para nuestro exigente paladar, todavía no gusta, evidentemente va camino a eso. O al menos de convencernos que esta en la senda correcta.
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En solo dos fechas el equipo cambió su cara. Es pronto para sacar conclusiones o dejar sentencias. Esto recién empieza pero tenemos que ser justos y decir que empezó de muy buena manera. Como nosotros queríamos y deseábamos. Ganando los partidos con autoridad. Mostrando argumentos para validar esas victorias y no vincularlas a una jugada fortuita o una acción individual salvadora. River arrancó con el pie de derecho porque sabe lo que quiere. Esta todavía en el desafío de encontrarlo y mantenerlo, pero parece tener claro como buscarlo.
Espíritu River
Creció en espíritu. Decíamos la columna anterior que renovó sus energias. Hoy juega a otra cosa. Le dió mas lugar a un estilo intenso y directo que a la pasividad de una elaboración lenta y previsible. Modificó su estilo cansino por uno mas vertiginoso. Le agregó adrenalina a su juego. Corre, empuja y lucha cuando el partido se lo pide y trata de jugar con la pelota cuando siente que puede hacerlo. Este River es contundente cuando pisa el área. Es efectivo. Genera menos pero lastima más. Ataca mucho como es habitual. Jamás veremos un equipo de Gallardo que especule o salga a defenderse. El protagonismo lo asume y se hacer cargo del partido. Sólo que ahora le imprimió frescura con los pibes y potencia con Maxi Salas. Anoche no ha necesitado jugar muy bien o diseñar la jugada perfecta para hacer goles. Ahora es mucho mas practico. En 2 o 3 toques llega el área. Tiene el recurso del pelotazo largo que sale de sus centrales y salte líneas porque nota que arriba la van a pelear y sacaran rédito a ese tipo de jugadas. Encuentra el gol en ráfagas como en el cierre del primer tiempo porque cuando llega lo hace con decisión y determinación.
Párrafo aparte para Maxi Salas
Lo de Salas es fantástico. Las pelea y las gana todas. Corre y asiste. Es un delantero con características que River no tenía y que revitalizó al ataque millonario. Su presencia arrastra marcas y libera compañeros. Facundo Colidio puede dar fe y los volantes que llegan desde atrás también. Es un infierno para los defensores que sufren una pesadilla de 90 minutos con su sola presencia en el campo de juego. Salas es un pleno. Parece que juega en River desde hace años y llegó apenas hace un par de semanas. Sus compañeros ya confian en él. Le dan la pelota y el se la rebusca. Nunca te deja tirado. Es un delantero que puede convertir o asistir pero principalmente que contagia. River necesitaba a Salas y el delantero confirma con buenas actuaciones que valió la pena la ejecución de su clausula aún con el escándalo dirigencial y mediático tan grande que causó.
Vamos los pibes
Los pibes también aportan lo suyo. Esta vez le toco jugar desde el incio a Juan Cruz Meza y no a Ian Subiabre. Lo hizo bien. En el primer tiempo formó parte de buenas acciones colectivas del equipo, mostró destellos de su habilidad con alguna asistencia o gambeta para adelante y si bien está claro que todavía le falta para su madurez futbolística y física, dejó en claro que no desentona y que está listo para seguir sumando minutos. Lo mismo va para Santiago Lencina. Para muchos la figura de la noche porque anotar dos goles no es cosa de todos los días. Su aporte fue determinante para el resultado. Convirtió el segundo y el tercero liquidando prácticamente el partido. Tiene condiciones y se nota ADN River en su juego. Esta vez le alcanzó con sus goles para tener un rol protagonico que no había tenido quizas desde sus participaciones y acciones de juego. Es otro juvenil para tenerlo a mano y seguir dándole minutos. Lo dijimos post Platense y lo decimos nuevamente ahora: históricamente los pibes de inferiores siempre salvaron a River y esta vez no debe ser la excepción. Es real que en el último tiempo duraron muy poco y que cuando se afirman en primera se van rápido como los casos de Franco Mastantuono y Claudio Echeverri. Es difícil afianzar pibes nuevos cada seis meses pero Marcelo Gallardo deberá lograrlo para que el equipo tenga sangre nueva a disposición cuando sea necesario.
Por supuesto que no fue todo perfecto en la noche cordobesa. La goleada por 4 a 0 frente a Instituto igual nos permite reflexionar sobre algunos puntos individuales y colectivos que aún no convencen. Defensivamente todavia le cuesta. Cuando no tiene la pelota la pasa mal en su intento de conseguirla. Enzo Perez es mas importante en la distribución del balón y el juego que en el retroceso y la recuperaracion. El equipo muestra dificultades en este rubro y el 24 es quien queda mas expuesto. Kevin Castaño es útil pero hasta ahora no determinante. Paulo Diaz y Lucas Martinez Quarta cumplen pero de afuera hay una sensación de que conviven con el error no forzado en cada jugada. Gonzalo Montiel todavia no se parece al que se fue. No logra romper cuando ataca y le cuesta a veces en la marca cometiendo faltas cerca del arco de Franco Armani que deberían intentar evitarse.
River sigue buscando su estructura y diseñando su plantel para disputar este campeonato nacional, la Copa Argentina y la Copa Libertadores. Ya entrena con el grupo Juan Fernando Quintero y es una gran noticia. El cerebro y el talento del colombiano pueden mejorar a este equipo. El entrenador espera con muchas expectativas tanto a Juan Portillo como a Matias Galarza para esta semana y se intenta, hasta ahora sin éxito, por la promesa de Velez Sarsfield: Maher Carrizo. Con ellos se despide del mercado convencidos de tener un plantel completo y bien armado para la triple competencia. Mientras tanto se las ingenia para ganar. Ya puso de rodillas al campeón del fútbol argentino, pisó fuerte en Córdoba y pretende seguir de fiesta el domingo en casa cuando reciba a San Lorenzo.
Ya se. Pienso igual que ustedes. Vamos de a poco y controlando la ilusión porque después la decepción suele ser grande. Estamos de acuerdo en eso, pero siempre tengamos en claro una cosa: que nada nos impida disfrutar ni gozar de las victorias de River. Que una vez mas nos permitamos confiar que el equipo puede crecer y alcanzar una altura digna de lo que pretendemos y le exigimos a esta camiseta. Hoy estamos contentos. El futuro inmediato nos irá dando señales para ver si podemos o no ilusionarnos.