Desde la serie frente a Palmeiras en adelante, River ha vivido semanas fatídicas e inexplicables no solo para describir este año sino además para lo que representa la historia moderna del club a nivel futbolístico. El efecto en picada se ha vuelto irreversible, e insólitamente la situación parece nunca encontrar un piso para rebotar y empezar a salir a flote. Por eso en el fondo no nos sorprendió la clara derrota contra Boca, ni tampoco algunas decisiones ilógicas de un Marcelo Gallardo que sigue sin encontrar su brújula.

El caso de Santiago Lencina es tan particular como indefendible. Es que el zurdo sin ningún tipo de razón coherente ya venía de quedar hasta afuera del banco ni más ni menos que en las semifinales de la Copa Argentina, y ayer en la Bombonera ocurrió lo mismo pese a que había estado concentrado para el partido. ¿Desde dónde se encuentran los motivos de Marcelo Gallardo para tomar una decisión así? Son imposibles de explicar.

En primer lugar porque por características y en el contexto de un plantel carente de cambio de ritmo y de gambeta de la mitad de cancha en adelante, Lencina es justamente quien puede aportar dichas virtudes para encontrar a alguien revulsivo dentro de tanta monotonía. El plan de River en la Bombonera fue primero neutralizar al rival para después intentar lastimarlo, y se derrumbó con el 1-0 de Zeballos. Allí hacían falta jugadores que aporten desequilibrio, y fue donde Gallardo debió improvisar con otros apellidos sin conseguir el resultado deseado.

De hecho la presencia de Lencina aunque sea en el banco como relevo le hubiera servido a River como una alternativa más que viable en el momento de la lesión de Meza, en lugar de la apuesta por un Matías Galarza Fonda que hasta el momento no mostró credenciales para vestir de manera confiable la camiseta de River, y menos en partidos pesados.

Sumado a todo aquello, en el banco había variantes que ni siquiera sumaron minutos oficiales en los últimos meses como la de Gonzalo Martínez, quien desde lo físico lamentablemente no ha podido estar a la altura de las circunstancias desde su regreso al club y las lesiones siempre le jugaron una mala pasada. Y es por todo este cúmulo de razones y situaciones que realmente no hay un argumento sólido y convincente para explicar la ausencia de Lencina.

El hincha no encuentra explicación válida para la ausencia de Lencina

Y el hincha está plenamente dolido con estas situaciones inentendibles, primero porque atentan contra las posibilidades de un mejor funcionamiento del equipo, y segundo porque se trata de un pibe de la casa que no demostró ser menos que el resto como para estar completamente marginado en los partidos más importantes del año, y porque además ni siquiera existe un problema extrafutbolístico ya que por ejemplo sumó minutos el pasado fin de semana frente a Gimnasia.

El hartazgo es total, y cuestiones como las que ocurren con Lencina lo único que provocan en la gente es que las heridas sigan abiertas y la sensación de desconcierto no pueda taparse con nada. Ni los hinchas merecen semejante desidia futbolística de un equipo totalmente quebrado emocional y futbolísticamente, ni un pibe con muy buenas condiciones como el zurdo merece no formar parte de un River que se arrastra y que pide a gritos jugadores más identificados con el estilo que nos representa.