Hace décadas que River recibe frecuentemente a equipos que se preocupan más por perder tiempo que por jugar al fútbol e intentar ganar. Lógicamente no hay un reglamento que diga que todos los equipos deben jugar igual y ni siquiera que no sea válido, pero realmente agota la paciencia ver a futbolistas profesionales tirándose al piso ante cualquier roce para que ingresen los médicos, o arqueros demorando minutos un saque de arco.
Hay que convivir con eso y encontrar las herramientas para poder doblegar defensas muy metidas, arqueros mañosos, futbolistas que salen caminando cuando son reemplazados. A la larga -la historia lo demuestra- que un equipo como River, que piensa en ganar todo el tiempo, termina teniendo mejores resultados que los equipos que solamente especulan con llevarse un punto del Monumental.
Lo de Atlético Tucumán el pasado jueves fue un culto a todas las artimañas para perder tiempo. Durante todo el partido, los futbolistas del Decano hicieron tiempo, buscaron demorar cada vez que pudieron, pero lo peor de todo fue cuando sobre el final del partido el arquero Marchiori se desató los cordones para tener que sacarse los guantes, atárselos de nuevo y así perder tiempo.
Finalmente se hizo justicia, Rondón puso la cabeza tras un gran centro de Solari y venció a Marchiori para establecer el 1 a 0 sobre el final del partido. Una vez que Dóvalo pitó, Borja se acercó al arquero del Decano y le dijo algo sobre los cordones y ahí se armó el tumulto. Algo que debió quedar en la cancha terminó trascendiendo y Sergio Gómez, uno de los dos entrenadores de Atlético Tucumán cuestionó al colombiano.
¿Qué dijo Sergio Gómez?
“Merecieron ganar y ya está, andá a festejar con los tuyos y no cargues a los jugadores nuestros. Son situaciones que me parece que hay que aprender. Cuando el ego sobrepasa la humildad tenés problemas, no solamente en el fútbol, sino en la vida”, afirmó el entrenador de Atlético Tucumán en diálogo con ESPN.
Es comprensible el enojo del plantel de Atlético Tucumán, sobre todo porque perdieron el partido en el último minuto. Ahora bien, lo que dijo Miguel Borja no fue una falta de respeto. El colombiano cuestionó actitudes poco deportivas de sus rivales tras el triunfo. Que el arquero -de gran rendimiento- se haya desatado a propósito los cordones para tener que volver a atárselos y perder tiempo es una herramienta de un equipo que se siente menor. Borja solamente lanzó una chicana que debió quedar en la cancha y no generar tanto revuelo.