El operativo policial en la previa de River vs. Godoy Cruz en cancha de Lanús fue un bochorno. De un lado, barras enfrentándose. Del otro, hinchas genuinos y socios intentando ingresar al estadio con tranquilidad, mientras las fuerzas de seguridad los molían a palazos y balas de goma.

Julio Casarez, uno de los diez socios detenidos del Millo, habló con LPM Radio y contó cómo vivió desde adentro aquellos cinco días tenebrosos en un calabozo: “Estábamos en una celda de 4×4 sin baño. Un sonido significaba que venía un oficial o pensábamos que había un cambio de guardia o era que venían a darnos una noticia. Sabíamos poco y nada. Estando ahí adentro en lo único que pensás es en salir, en ver a tu familia y en valorar las pequeñas cosas. La vida, a veces, te sorprende como nos sorprendió a nosotros. Hay que valorar porque la vida te cambia de un momento para otro”.

Incluso, Julio comentó que un hincha que se encontraba herido recién fue atendido por un médico tres días después de la golpiza: “Abel, uno de los chicos, tiene 12 perforaciones en la pierna. Recién el día sábado lo atendieron. Nunca lo desinfectaron ni nada, lo tenían en una celda”. Y remarcó que la incertidumbre que sentían empeoró aún más la situación:”Dos o tres horas después del partido, seguíamos detenidos por resistencia a la autoridad. Pasaban las horas y contábamos los minutos. Veíamos que no salíamos. Veíamos circular gente. Había chicos que se orinaban, lloraban. Eran chicos de 18, 20 años…”

Para colmo, la policía les hizo firmar un documento que ni siquiera le permitieron leer:“Un comisario nos hizo firmar algo que no sabíamos qué era, peronos decían ‘¿van a firmar o no?’. Los mismos presos nos decían, ‘¿qué firmaron?’ Y no sabíamos. Teníamos miedo de que si no firmábamos, la cosa empeorara. Y estábamos incomunicados. No podíamos hablar con nadie, con ningún familiar. Es un derecho comunicarse, pero ellos nos decían que lo íbamos a hacer cuando ellos quisieran”.

¿Julio tiene miedo después de la pesadilla que vivió? “Tengo más de 30 años yendo a la cancha y nunca pasé algo similar. Las canchas del fútbol argentino están complicadas y sobre todo con River, no sé por qué. Miedo no tengo, pero sí desconfianza de todo. No creo en nadie. Yo voy con mi hija al Monumental, que tiene cinco años, y mi nene de un año o mi señora. Fue inimaginable lo que viví. Hace un par de años notamos que la policía está ensañada. Pareciera que en la balanza se inclina contra River”, manifestó.

Pese al espantoso momento que Casarez vivió en Lanús, uno de los puntos que más lamenta es que por dos años no podrá asistir a ningún estadio para ver al Más Grande: “Tenemos un derecho de admisión por dos años. No sabemos cómo vamos a hacer. Ustedes saben que hay cosas que se ven, hay otras que no podemos contar. No somos barras, somos hinchas genuinos, socios de River. Lo que quiero que quede claro es que nosotros no somos barras. Cuesta ver una placa en los medios que dice ‘liberaron a los barras detenidos’. Cuesta volver de eso. Nosotros no somos barras. Si fuéramos eso, okay. Nosotros somos socios, nos comimos un garrón”.

“Saber que tenemos una semifinal con el eterno rival y no poder ir es un daño psicológico que nos hicieron. Nos están cortando la pasión con la violencia y con lo que nos están haciendo. Estamos muy tristes. Esperemos que el Mundo River nos dé una mano con esto. Queremos volver a estar alentando en las tribunas”, añadió Julio, con absoluta tristeza.