Uno de los puntos ‘débiles’ de Marcelo Gallardo en River fue la elección de refuerzos en distintos mercados de pases. Alternó grandes aciertos con enormes errores, pero este año resultó exitoso a la hora de sumarle caras nuevas al plantel.

El Muñeco trajo cuatro refuerzos, todos ellos de buen nivel e incluso con acciones decisivas para la obtención de la Copa Libertadores. Se trata de Lucas Pratto, el jugador más caro en la historia del club, Franco Armani, Juan Fernando Quintero y Bruno Zuculini.

Pratto le dio la razón a Gallardo. Ocurrió poco a poco, debido a que el Oso estuvo en el ojo de la tormenta cuando el promedio de gol no lo acompañaba y el nivel estaba por debajo de las expectativas. Sin embargo, revirtió la historia y despejó cualquier tipo de dudas con un gol en cada final ante Boca.

La situación fue diferente para Armani, quien siempre ofreció seguridad. Tuvo atajadas memorables, batió el récord de minutos sin recibir goles en el torneo local para River e incluso en los momentos de mayor irregularidad apareció para custodiar el arco exitosamente.

A préstamo en principio aunque luego River hizo uso de la opción de compra fijada por un total de 3.725.000 euros, Quintero fue clave. Si bien es cierto que no pudo consolidarse entre los once, para el DT siempre apareció como pieza de recambio y tuvo su premio: el golazo a Boca.

Zuculini experimentó un escenario muy distinto a los demás refuerzos: comenzó con un papel flojo en varios partidos, pero paulatinamente creció hasta transformarse en un reemplazo confiable que mostró actuaciones positivas cuando le tocó entrar, incluida la final en Madrid.

Gallardo acertó en los pedidos realizados a principios de 2018, teniendo en cuenta que luego no hubo caras nuevas. Cada refuerzo le brindó soluciones en las circunstancias necesarias. Así logró potenciar al plantel para conseguir dos títulos que siempre estarán en el recuerdo tanto por el valor como por haberle ganado sendas finales al eterno rival.