Paulo César Díaz Huincales. Nombre completo de rey no le falta para nada. Y nivel futbolístico de un líder total mucho menos. La ovación sostenida y merecida que se gana partido a partido de un público sumamente exigente como el de River hablan a las claras Y su 2024 fue indudablemente su definitivo punto de despegue en la solvencia y la confianza. No es fácil crecer de semejante manera casi cinco años después de haber llegado al club, pero evidentemente siempre es el tiempo el que conoce mejor los plazos.

Paulo César es un rey por el respeto. Que genera en los propios con su prestancia para levantar la bandera del equipo desde atrás y ser una salida clara permanente. Inflando el pecho y levantando bien la mirada cuando lleva la pelota. Apuntando siempre para adelante. Anticipando una y otra vez. Y generando ese aplauso genuino del pueblo riverplatense, que sabe que ante cada cruce del chileno las probabilidades de recuperar la pelota se multiplican por sobre las de no hacerlo. Ningún respeto es más valioso que el que contagia tranquilidad al resto.

Paulo César es un rey por la abundancia. Por esa riqueza de talento que muestra para apagar incendios defensivos y resolver todo tipo de problemas con prestancia sin perder la elegancia, y conociendo esa complejidad que significa tener un campo abierto de 50 metros a sus espaldas cuando se planta en mitad de cancha como todo defensor de la historia de River manda. Un auténtico audaz.

Paulo César es un rey por la valentía. La de asumir riesgos cuando son necesarios, sabiendo que hay una delgada línea con el error con la cual va a convivir siempre y es casi imposible despegarse. El chileno se equivocará muchas veces más lisa y llanamente por su estilo de juego, y es algo con lo que habrá que saber convivir sanamente porque es parte de su gen y de su esencia. No podemos pedirle que traicione sus ideales, porque sino jamás hubiera llegado a este nivel en esa búsqueda de un techo que ojalá todavía siga lejano para que siga potenciándose a sí mismo y al resto.

La única deuda pendiente de Paulo Díaz como líder

¿Paulo César es un rey por la voz de mando? Este es el punto que creo que es el que le falta pulir para transformarse definitivamente en un líder absoluto. Si bien es de ordenar bastante a sus compañeros, sobre todo a quien lo acompaña en la zaga, todavía le queda pendiente esa materia que deben aprobar todos los que quieren recibirse en algún momento de grandes caudillos. Tiene que creérsela más desde su personalidad para asumirse como un gran referente que contagia al resto no solo desde lo futbolístico, sino también desde el carácter y la palabra.

Quizás el hecho de portar en algún momento la cinta de capitán pueda ser el factor que haga el clic definitivo en su cabeza. Respeto eterno para un crack absoluto como Armani que será un líder permanente dentro de la cancha, pero en el fútbol muchas veces es necesario que la capitanía recaiga en un jugador de campo. Y Paulo se lo ganó. Porque juega y se hace respetar, porque coraje nunca le va a faltar, y sobre todo porque este River necesita encontrar nuevo grandes líderes luego de la salida de sus máximos referentes.