Lionel Messi no le regala elogios a casi nadie. En su forma tan tranquila y humilde de hablar, el mejor futbolista del mundo siempre prefiere hablar a nivel colectivo, cuando le toca hacerlo sobre sus compañeros de Selección o del Inter Miami, y no ahondar en cuestiones individuales. Aunque cuando se trata de futbolistas que tiene como debilidad es imposible evitarlo.

Después de haber ganado su octavo Balón de Oro, Messi está centrado en la doble fecha de Eliminatorias que se viene contra Uruguay y Brasil, dos partidos ultra picantes. Pero antes de eso se dio el gusto de tener una charla mano a mano, distendida, con Zinedine Zidane, leyenda del Real Madrid y la Selección de Francia.

En esa entrevista, impulsada por Adidas, Zidane tocó el tema de Enzo Francescoli, su ídolo de toda la vida, y disparó una respuesta de Messi acerca del excelso ex futbolista uruguayo y actual mánager de River.

Messi y Zidane cara a cara en una entrevista que dejó muchos títulos.

Messi y Zidane cara a cara en una entrevista que dejó muchos títulos.

Qué dijo Messi sobre Enzo Francescoli

A Enzo (Francescoli) lo vi en la época del River que ganó todo, tenía un equipazo. Tuve la suerte de conocerlo y es una gran persona. Me acuerdo que era una locura verlo“, fue la frase que dejó el 10 sobre Francescoli, quien se suma a Pablo Aimar en la lista de jugadores de River que Messi admira.

Messi también habló de Aimar

En un momento, la charla entre las dos figuras del fútbol mundial se centró en la extinción del enganche, del típico número 10 del fútbol, y es ahí cuando Messi mencionó a su gran ídolo de pequeño Pablo Aimar: “Quedan pocos 10. Hoy se transforman mucho en interiores o en extremos falsos. El 10 nuestro, el mediapunta, el enganche, como Riquelme o Aimar, casi no hay o no hay. Eso se perdió mucho“.

Zidane y los elogios a Francescoli

La frase de Messi vino gracias a que Zidane trajo el tema de Francescoli a la mesa: “Uno de mis hijos se llama Enzo por él. Él jugaba en el Marsella, yo tenía 13 y antes de ir a Cannes, donde empecé a jugar. Lo veía y decía que quería ser como él. Era muy elegante, jugaba como manejaba la pelota. ‘Esto no se ve mucho’, decía yo. Cuando vino Enzo a Francia vimos que era un fútbol diferente, es un mago. Yo quería hacer lo mismo“.