Un minuto tardó en sobreponerse River del tanto de Ramón Ábila, las gargantas de los hinchas de Boca se apagaron y abandonaron la euforia para dar paso al grito monumental de los riverplatenses que se desahogaron en un grito de gol ante la injusticia que se estaba dando. 


(Video: Mariano López)
 

El entretiempo con la ventaja 2-1 para el local, dio 15 minutos de dispersión, de bajar las pulsaciones y pensar en frío que se podía. River había demostrado que era más. Y así fue. A los 16 minutos del segundo tiempo, luego del centro envenenado del Pity Martínez, Izquierdoz la mandó adentro de su propio arco. Euforia, grito de gol a flor de piel por todo Buenos Aires.

Llegó el final y la ciudad volvió a la calma típica de los domingos. Salvo en el barrio de Núñez, donde cientos de locos se juntaron para recibir al equipo como símbolo de presencia y apoyo de cara a la finalísima que se jugará el sábado 24 de noviembre en el estadio Monumental.