El ciclo de Marcelo Gallardo se caracterizó por los títulos, por las vueltas olímpicas, por la hegemonía a nivel continental, pero fundamentalmente por haberle ganado al eterno rival en todos los escenarios posibles. En Mendoza, en La Boca, en la Copa y en Europa, como dice uno de los cantitos predilectos de los hinchas millonarios. Un hit que sirve para ejemplificar la paternidad de River sobre el Xeneize en esta época dorada al mando del Muñeco.
Las dos finales del 2018, en Mendoza y en Madrid, fueron el punto más alto en un ciclo que tuvo también otras dos eliminaciones en Copa Libertadores (2015 y 2019), dos triunfos inobjetables en la Bombonera (Campeonato 2016/17 y Superliga 2018/19) y un broche de oro en el Monumental (Liga Profesional 2021), la tarde que Julián Álvarez la rompió toda y comenzó a convertirse en un jugador de elite. El día que el Muñeco homenajeó a Ángel Labruna con la corbata que inmortalizó el Feo en la década del ’70.
Más allá de todo ese ciclo glorioso e indiscutido, hubo en el camino algunas espinas. También algunas decisiones controvertidas, como sucedió en el último superclásico oficial que dirigió Marcelo Gallardo como técnico millonario. En un año en el que a River no lo acompañaron los resultados y tuvo una merma en su juego, el último clásico en la Bombonera dejó un sabor amargo no solo por el resultado, sino también por el plan fallido del cuerpo técnico.
La insólita formación de River en el último superclásico en la Bombonera
El 11 de septiembre del 2022, River visitó a Boca por la fecha 18 de la Liga Profesional. El Millonario venía de sufrir una inesperada eliminación en la Copa Libertadores y no andaba bien en el torneo. A Marcelo Gallardo le costó reemplazar a Julián Álvarez y Enzo Fernández, las dos figuras que emigraron al fútbol europeo. Y en la búsqueda de un funcionamiento que nunca llegaría, comenzó a probar algunas formaciones inéditas hasta el momento. Fue un poco lo que sucedió en su último superclásico como DT.
A una hora del encuentro en la Bombonera, en la puerta del vestuario visitante se pegó una planilla con una formación insólita e indescifrable. River saltó al campo de juego con Franco Armani en el arco; Andrés Herrera, Paulo Díaz, Emanuel Mammana, Javier Pinola y Milton Casco en el fondo; Juan Fernando Quintero, Enzo Pérez y Nicolás De La Cruz en el medio; Pablo Solari y Matías Suárez en el ataque. Una alineación que no estaba en los planes de nadie.
Para poner en contexto esa formación, hay que recordar que River venía sufriendo muchos goles y la defensa estaba en el ojo de la tormenta. Por eso, apeló a una línea de cinco, en un esquema muy parecido al que había utilizado en la final de ida de la Copa Libertadores 2018. Esta vez no funcionó. Además, incluyó a Juan Fernando Quintero como una suerte de interno que sintió el rigo físico y se lesió casi en el arranque del clásico, luego de patear un tiro de esquina. Adelante, jugó Solari que tampoco se había recuperado del todo de una lesión muscular y Matías Suárez, que venia con poca continuidad, también arrastrando molestias físicas.
El resultado de esta sorpresiva alineación estuvo lejos de ser óptimo. River jugó un muy flojo primer tiempo y Marcelo Gallardo decidió desarmar rápidamente lo que había planificado, asumiendo la equivocación. En el entretiempo salieron Solari, Herrera y Juanfer e ingresaron Borja, Aliendro y Barco. Los cambios tampoco fueron solución. River terminó perdiendo 1 a 0 por el único tanto de Benedetto, en una tarde en la que no le salió nada. Aliendro terminó saliendo con una fractura del malar y el Millonario sufrió su primer derrota en la Bombonera después de cinco años.