Miguel Ángel Borja llegó a River para reemplazar a Julián Álvarez, en un contexto nada sencillo: el equipo de Marcelo Gallardo venía de quedar eliminado de la Copa Libertadores en octavos de final, en una serie olvidable frente a Vélez. Al Colibrí poco le importó: se plantó en Junior de Barranquilla, hizo fuerza para que la transferencia se hiciera y se puso la banda roja, en un momento para nada sencillo.
Más allá de haber pagado poco más de 8,6 millones de dólares por su ficha, a Miguel Ángel Borja no le resultó para nada sencillo asentarse en River. Por un lado, porque al Millonario le apareció otro pibe del club, en este caso Lucas Beltrán, que se convirtió en titular por sus goles, pero también por su entrega y su voracidad para presionar a las defensas rivales. Y por otro lado, porque Martín Demichelis apostó fuertemente por la llegada de Salomón Rondón, ex compañero suyo en Málaga de España.
A pesar de tener que pelearla casi en desventaja, Miguel Ángel Borja se las arregló para hacer lo suyo: aprovechar cada chance que se le presentó dentro del área e inflar la red del arco rival. Se hizo cargo de un penal pesado en el último superclásico en el Monumental y le marcó a Chiquito Romero, en un momento en el que el arquero de Boca atajaba todo lo que le tiraban. Inexplicablemente no jugó un solo minuto en la serie frente a Inter de Porto Alegre en la última Copa. Mereció jugar más.
Los números de Miguel Borja en River son tan contundentes como descriptivos: sobre un total de 32 partidos como titular, el Colibrí ya lleva anotados…¡28 GOLES! Además, su presente es arrollador: acumular 4 partidos consecutivos marcando al menos un tanto, contando los tres encuentros de esta Copa de la Liga y el amistoso frente a Pachuca. Y por si fuera poco, esta tarde frente a Vélez marcó un hat-trick y se llevó una ovación de todo el Monumental.