"Dale, pibe, hablemos ahora". Así, sin vueltas. Héctor Rodolfo Veira no usa WhatsApp, para ponerse en contacto con él hay que llamarlo directamente. Sin aviso previo. Y así como atiende sin saber quién estará del otro lado de la línea, enseguida invita a una rápida charla para repasar su paso por River, esa aventura que comenzó en 1984 para conducir un equipo cuya "preocupación fundamental era levantal el promedio" y que dos años más tarde llegó a la cima de mundo en Tokio, donde levantó la Copa Intercontinental.

-Después de dirigir a San Lorenzo me llamaron de River, me reuní y llegamos a un acuerdo con todo mi cuerpo técnico, en el 84.

-No era el mejor momento de River...

-No, no estaba bien. La preocupación fundamental era levantar el promedio para poder trabajar tranquilos. Despacito fuimos armando el equipo que queríamos porque tampoco era un buen momento económico del club. Pero el plantel lo levantó, fue un grupo sensacional.

-¿Con qué te encontraste?

-Había una buena base, con jugadores excepcionales que después demostraron toda su valía. Estaba Enzo (Francescoli), el Beto Alonso, un mediocampo muy bueno que fuimos armando de a poco...

-¿Qué refuerzo le dijiste a Hugo Santilli, el presidente en ese momento, que necesitabas sí o sí?

-Cuando vendieron a Gareca, trajimos a Morresi. Y después subimos jugadores de las Inferiores como el caso de Goycochea, Montenegro, Gorosito, Troglio, Caniggia... Todos jugadores que después tuvieron un gran nivel no solo en River sino internacionalmente.

 

-¿Era difícil dejar en el banco a Alonso?

-El Beto venía de una lesión y había entrado Morresi con buen pie. El mediocampo era con Enrique, Gallego y Alfarito, y arriba estaba Enzo con Morresi y Amuchástegui. Pero el Beto era un excelente profesional, hincha de River fanático. Él ama a River, y sumaba siempre. Ayudaba a los compañeros aunque no jugara. Y después se transformó en un líder en la Libertadores, fue un líder extraordinario.

La temporada 85/86 fue sensacional para River. Cinco fechas antes del final ya se coronó campeón de un torneo en el que tuvo con goleador y figura a Enzo Francescoli. Sin embargo, después de la vuelta olímpica el uruguayo se fue con su selección para prepararse para el Mundial de México y ya no regresaría a Núñez. A partir de ese momento, entonces, fue el tiempo de que Alonso volviera a ser protagonista principal y de su zurda comenzó a construirse el equipo que dejaría la primera Copa Libertadores en el Monumental.

 

 

-Era un plantel de hombres, con mucho recambio. Ocho chicos de las Inferiores que eran uno mejor que el otro. Tenía 25 jugadores que yo los rotaba porque podía jugar cualquiera en cualquier momento. Y no se cansaban de ganar.

-¿Cómo era intentar conseguir la Copa por primera vez?

-Un equipo como River, que es como el Real Madrid o el Barcelona, tenía un estigma con la Copa Libertadores, pero la ganamos en buena ley y enfrentando a equipos muy buenos. En la primera fase eliminamos a Boca y a Peñarol. Después nos cruzamos con un equipo extraordinario como era ese Argentinos Juniors y tuvimos a América de Cali en la final, que era un equipo bárbaro. Fue un torneo muy duro. Pero ese River tenía una gran personalidad para jugar de visitante.

-¿Creíste que Argentinos los dejaba afuera de la final? 

-Estaba para cualquiera, por eso se jugaron tres partidos. Era un equipo bárbaro, que tenía como tres o cuatro años de trabajo. Jugaban de memoria. Pero nos tocó a nosotros pasar a nosotros.

-¿Sumar a Juan Gilberto Funes para la Copa fue uno de tus grandes aciertos?

-Nosotros trajimos tres refuerzos muy buenos: Alzamendi, Centurión y Funes. Ellos vinieron ante la venta de Francescoli. A Funes lo conocía y cuando estaba para venir, no lo dudamos. Fue clave, fundamental, en las finales. Tenía una personalidad innata.

-¿En qué momento te sentiste campeón?

-Acá, en la cancha de River. Aunque les habíamos ganado 2-1 en Colombia, sabía que era un equipo duro, con experiencia, temible. Acá nos costó mucho. Recién me sentí tranquilo cuando hizo el gol Funes. Ahí dije 'esta Copa no se escapa'.

-¿Qué imágenes tenés de esa noche en el Monumental?

-Impresionantes. La gente se desahogó de una manera imborrable. Y de local, no es lo mismo festejar de visitante que de local. Fue una consagración histórica.

 

River dio la vuelta olímpica el 29 de octubre de 1986 después de ganar 2-1 la primera final en Cali y liquidar la historia con el 1-0 en el Monumental. Y apenas un mes y medio más tarde tendría el siguiente gran desafío: la Copa Intercontinental en Japón. Allí fue para seguir escribiendo los capítulos más importantes hasta entonces. Steaua de Bucarest fue el rival al que venció por 1-0 para transformarse por primera y única vez en campeón del mundo.

-¿Cómo llegaron a esa final?

-Los muchachos se metieron en la cabeza ganar la triple corona y la ganaron. Ellos estaban mentalizados para eso. Un plantel maravilloso. El que no jugaba ayudaba, siempre buena onda, los entrenamientos eran cómodos. Eso es fundamental, le hace el trabajo más fácil al entrenador.

-¿Qué sabían del rival?

-El Steaua era prácticamente la selección de Rumania, un equipo durísimo. Eliminó al Barcelona en España. Lo vi cinco o seis veces al video y eran duros, fuertes tácticamente, pero ese día River jugó un partido bárbaro tácticamente. No le dio espacios, no lo dejó trabajar en lo que ellos más sabían y fue extraordinario. El que hacía el gol ganaba, era un partido muy cerrado. Y la picardía del Beto fue clave para darle el pase a Alzamendi, que tuvo la suerte de hacer el gol.

-¿Cómo lo festejaron?

-Fue un festejo muy lindo, en la cancha y en el hotel. Se había cerrado un ciclo extraordinario. Les dije a los jugadores en la última cena que tuvimos ahí que no cualquier equipo gana la triple corona. Solamente los equipos realmente grandes, con mucha historia, con mucho prestigio, ganan la triple corona como ganó River.

 

-Hay una disyuntiva entre ese campeón del mundo y el River de Gallardo que le ganó la final de la Libertadores a Boca. ¿Tu River fue el más importante de la historia?

-Yo digo que son momentos, yo vi jugar muy bien al equipo de Angelito Labruna, al de Ramón Díaz, a este de Gallardo... También el equipo que manejamos nosotros jugaba bien. Son distintos momentos y todos quedamos en la historia. Este River juega bien, a mí me gusta.

-¿Ves algo de tu River que se repite en los de Gallardo?

-El espíritu ganador. Es como el que teníamos nosotros. Aparte de la condición técnica del equipo.

-¿Sólo le falta ser campeón del mundo?

-Son momentos. Este River juega bien y lo importante es eso. Mientras juegues bien, algo vas a conseguir.