El caso de Tiago Geralnik en River representa un ejemplo más entre los jóvenes valores del fútbol argentino que emigran a Europa en busca de un futuro mejor mediante el uso del pasaporte comunitario y la inevitable tentación laboral para la familia. Sin ir más lejos, hace unos días hubo un ejemplo similar: Matías Soule se marchó de Vélez Sarsfield para firmar nada menos que en Juventus.

¿Por qué River y otros clubes del país se encuentran atados de pies y manos en este tipo de situaciones? Hay dos razones fundamentales que están vinculadas a la fuga de talentos: la conocida Patria Potestad -hoy lleva otro nombre- y la documentación europea para no ocupar plaza de extranjero, herramienta que sirve como llave de ingreso al Viejo Continente.

Cuando se trata de un menor de edad, la familia puede decidir de manera unilateral su lugar de residencia en caso de una mudanza, excepto que el juvenil tenga contrato. Como no era el caso de Geralnik, su salida fue imposible de frenar. Sus padres habían tomado la decisión de marcharse de Rosario y querían irse con el enganche.

River le ofreció contrato, aunque demoró en buscar el momento para la propuesta: en noviembre fue la propuesta. El momento más indicado fue luego de que el mediocampista ofensivo brillara con la Selección Argentina Sub 16 en un certamen organizado en Francia, donde fue elegido como mejor jugador y llamó la atención de distintos 'ojeadores' de Europa. Según averiguó La Página Millonaria, Borussia Dortmund (Alemania) y Fulham (Inglaterra), entre otros, buscaron llevárselo, sabiendo que no tenía vínculo en Núñez.

El antecedente similar más inmediato en Figueroa Alcorta 7597 había ocurrido el año pasado, cuando Giuliano Simeone dejó la Sexta División para sumarse a Atlético de Madrid, aprovechando que el Cholo dirige allí. Sin contrato, su partida fue irremediable. ¿La diferencia? Mientras el joven delantero no reunía experiencia internacional que lo hiciera un diamante en bruto, Geralnik sí. De hecho, River había blindado a otras promesas con citaciones en la Selección justamente para tener un mecanismo de negociación.

Por supuesto que los clubes no pueden hacerle contrato a todos sus juveniles. Además de ser imposible a nivel económico, sería una inversión en vano porque la mayoría no llega a Primera División. Aclarado eso, existen protagonistas que merecen atención especial. Geralnik era uno de ellos. Lo increíble es que River sí había actuado de forma preventiva con otros chicos con potencial: por ejemplo, el arquero Franco Petroli y el marcador central Tomás Lecanda.

Con un contrato firmado, el panorama cambia radicalmente. River, así como también el resto de los clubes del fútbol argentino, puede plantarse para defender su patrimonio. De lo contrario, es una especie de vidriera capaz de perder una joya de la noche a la mañana con el único beneficio de cobrar derechos formativos a futuro. Y en el caso Geralnik, un porcentaje inferior porque no llegó a permanecer dos años en la institución de Núñez.