River está plagado de historias de todo tipo, sobre todo de las felices. Fuera del campo de juego, de la pelota y los flashes de las cámaras, los jugadores profesional se sacan ese super traje y conviven en la cotidianidad como todos nosotros. Lleva 19 goles en lo que va del año y 42 desde que se puso la camiseta de River, pero detrás de ese Miguel Borja goleador hay una persona que vale la pena conocer.

Así lo cuenta Ana Sánchez en exclusiva para La Página Millonaria, la mujer que con sus costillares y su pasión por el asado llegó hasta la mesa de la familia Borja y compartió momentos que son impagables y que además se volvieron virales entre los hinchas del Millonario, a tal punto de generarse algunos memes.

Hace algunas semanas y a través de su cuenta de Instagram, Ana compartió videos de algunos asados que hizo en casa de Borja, siempre con los característicos costillares a los que ella se dedica cocinar, y en los que se vio al Colibrí sonriendo de oreja a oreja cuando tenía el pedazo de carne frente a sus ojos. Y no estaba solo, porque de esos encuentros familiares también participaron Andrés Herrera y Nicolás Fonseca, los mejores amigos de Miguel.

Ana Sánchez Costillares destaca el lado humano de Miguel Borja y se la juega por él. Los aficionados pueden registrarse en Betano para disfrutar de apuestas deportivas con el registro en Betano.

Ana y su socia Mariana junto a Borja, Fonseca y Herrera en uno de los banquetes que organizaron en las últimas semanas.

Ana y su socia Mariana junto a Borja, Fonseca y Herrera en uno de los banquetes que organizaron en las últimas semanas.

-¿Cómo comenzó la historia y quién es Ana Sánchez Costillares?

-Soy de un pueblito que se llama El Triunfo, en Lincoln, provincia de Buenos Aires. Yo siempre veía que mi mamá hacía asados y así fue surgiendo esa historia y esa pasión por la parrilla. Me vine a La Plata cuando tenía 23 años y un día hace cuatro años y medio estaban haciendo un asado en casa de una amiga y me dicen ‘Anita vos tenes que empezar a hacer esto, así a los extranjeros, a la gente, porque lo hacés con mucha pasión’.

-Habiendo tantos cortes de carne, ¿por qué el costillar?

-Para mi asar es una pasión. Me fascinaba esa cosa de que la gente viniera a casa y entregarle la costilla que salga del plato, por eso los costillares. Me empezó a gustar cada vez más y de ahí empezó el costillar y a entregárselo a quien me contrate. Desde que voy buscar el costillar y el carbón, es magia que corre por mi sangre, disfruto ir a hacer los mandados, llegar, prender el fuego, es todo magia

-¿Cómo se dio el contacto para llevar tus costillares a la mesa de Borja?

-Tengo un hermano menor que es fanático mal de River, Marcelo, y tiene una compañera de secundaria, Juli, que es muy amiga de Miguel Borja. Y un día dijo ‘che, por qué no organizamos un costillar y le hacés a Miguel’. Y ahí tuve el placer de conocerlo. Es una persona tan humilde, irradia una energía increíble.

-No solo conociste a Borja, sino también a Andrés Herrera y Nicolás Fonseca

-Claro, ese día que le hice el costillar a Miguel también estaban ellos dos. Al día siguiente que yo hice el asado, a Nico Fonseca lo llamaron para la Selección de Uruguay. Fue maravilloso. Al segundo día que le hice el costillar a Miguel estaba otra vez Fonseca pero con toda su familia, era la primera vez en 8 años que se juntaba la familia Fonseca.

-Se los ve contentos cada vez que les llevaste el costillar…

-Herrera lo vi la primera vez y es super amoroso. De hecho me regaló una camiseta y la firmó. Nico (Fonseca) es un peque y un hermoso total, es la humildad de los grandes. Es un placer haber conocido a los tres y siempre son agradables, te hacen sentir parte de su familia y eso es lo más valioso.

-Imagino que estás viviendo un sueño con tanta repercusión

-Estoy feliz. Fue muy gracioso después del primer costillar en casa de Miguel porque salieron memes, ‘los costillares de Anita dan suerte’ y todas cosas así que me hacían reir. Para mucha gente es inalcanzable verlo a Borja y que yo haya tenido la posibilidad de estar con ellos en una mesa, es chapeau.

La entrevista completa a Ana Sánchez Costillares