Miguel Borja fue protagonista de una noche para el olvido frente a Atlético Tucumán. Al Colibrí se le cortó la racha goleadora que venía sosteniendo desde que arrancó la temporada, pero además vivió algunas situaciones que no fueron del todo felices. La primera de ellas, una pelea con Esequiel Barco para ver quién ejecutaba un penal cuando promediaba la primera mitad. Pateó Barco, erró, Demichelis pidió que patee el colombiano, Barco desautorizó la orden, volvió a patear y erró otra vez. Se hablará de este tema durante toda la semana.
Más allá de la insólita discusión por el penal en medio del partido, Miguel Borja se fue del José Fierro con un sabor amargo por otra situación, todavía más complicada. El Colibrí miró al banco de suplentes y pidió el cambio a los 10 minutos del segundo tiempo, luego de hacer un movimiento que le generó una fuerte molestia en el cuádriceps de la pierna derecha. En su reemplazo ingresó el juvenil Agustín Ruberto.
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La cara de preocupación de Miguel Borja fue bastante gráfica. Lo mismo que Martín Demichelis, que insultó al aire por la mala fortuna de perder al goleador del campeonato en un momento caliente del partido. Pero sobre todo, pensando en el futuro inmediato. Es que faltan solamente once días para el superclásico de la séptima fecha en el Monumental y de constatarse una lesión muscular, se perderá el River-Boca de la jornada interzonal.