De la noche a la mañana se hizo realidad algo que parecía imposible, que se había negado una y otra vez. D’Alessandro vestirá la camiseta del club que lo vio nacer y las voces de los hinchas comenzaron a debatir: rencores, alivio, esperanza y alegría, todo junto detrás de los mismos colores.
No es fácil pararse, aferrarse a una opinión y sostener una postura frente al retorno de D’Alessandro a River. El mandato tácito de nuestro fútbol (si es correcto o no, es otra discusión) de tener que retornar al equipo en donde uno se formó y debutó estará cumplido por el Cabezón, y seamos sinceros, ya habíamos sepultado la ilusión de que eso sucediera.
¿Podría haber vuelto antes, quizás en lugar de haber renovado con Internacional, dos, tres, mil veces? Sí, sin duda. Pero Andrés no lo hizo, encontró en Brasil la otra mitad de su corazón futbolero, fue ídolo también, ganó todo y sintiéndose cómodo se quedó más de lo que los riverplatenses pretendíamos. Vaya a saber uno por qué, ¿Miedo a volver y borrar el recuerdo de su zurda mágica en el Monumental? ¿Tentación a seguir ganando lauros en el país vecino? ¿Priorizar lo económico? Quizás, no lo sabemos, pero acá está ahora. “Y aunque no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor“, cantaba Gardel allá por la década del 30.
“Se fue a San Lorenzo en lugar de venir a River, nos eliminó en la Copa y lo celebró como loco”, se escudan algunos. Sí, D’Alessandro se vistió de azulgrana bajo el mando de Ramón Díaz, y fue protagonista en uno de los partidos más olvidables de La Banda. Apenas finalizado el partido, dijo: “Por River no siento respeto, siento amor. Mi corazón es de River”. Poco importó para el hincha, en la fiebre del Monumental queríamos que se quede callado, que festeje puertas adentro si quería, pedíamos ese respeto que a veces atamos junto al amor. Pero el Cabezón no es así, es sanguíneo y eso nos dolió. Las heridas cicatrizan dicen, “Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida“, sigue el tango, y pronto estaremos cara a cara con Andrés en el Monumental.
¿Para qué vuelve D’Alessandro? ¿Por qué vuelve? No tiene la obligación, mucho menos algo que demostrar. Ya habíamos desterrado la chance de verlo con los colores más lindos del mundo, muchos no querían su vuelta, y acá está, vuelve. “Se peleó con la dirigencia de Inter, por eso”, insisten algunos. Podría haberse ido a Malasia, a Emiratos Árabes o incluso a Estados Unidos, pero no, eligió River.
“Que veinte años no es nada” decía el Rey del Tango, y si veinte no son nada, está bien, reprochemos los 13, o quizás los 7 que jugó en Brasil, pero ahora es el momento, date cuenta, el Cabezón se va a poner la camiseta del Millonario otra vez. Va a volver a tirar la Boba en el Monumental, ¿Por qué no dejamos, por un rato al menos, los rencores de lado y tratamos de disfrutar al “10” que salió de River, abanderado de las tres G, y que jugará en casa, como corresponde, de local?
¿Por qué no dejamos los recores de lado y tratamos de disfrutar al “10”?
Pedíamos refuerzos de jerarquía y nadie puede decir que D’Alessandro no lo sea. Querías su vuelta antes, añorabas que decida regresar en lugar de renovar con los brasileños, pedías que no festejara la clasificación de San Lorenzo. Está bien, lo entiendo, yo también quería todo eso. Pero nació acá y cuando ya ni lo pensábamos, decidió volver, y se va a poner La Banda, y yo voy a gritar “oooole” cuando pase con su gambeta característica a un rival. Sumate, permitite disfrutar del Cabezón otra vez con la de River, porque “Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo“, hoy se transformó en presente.
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