River jugó una final enorme desde el corazón, con mucha intensidad, y venció 2-1 a Independiente Santa Fe. De esa forma, obtuvo la Recopa Sudamericana y conquistó su décimo trofeo internacional a nivel oficial.

Otra vuelta olímpica. Otra alegría. Otra copa internacional. ¡Somos campeones otra vez! River, el campeón más poderoso de la historia, está de pie otra vez. Es que comenzó el semestre y la temporada 2016/17 con su primera misión de peso al ganar la Recopa Sudamericana para seguir llenando las vitrinas más lindas del mundo, nuestras vitrinas.

El partido se presentó de manera más que favorable porque tan sólo iban dos minutos cuando Gonzalo Martínez envió un centro desde la izquierda para que Sebastián Driussi definiera dentro del área chica. La efervescencia del recibimiento espectacular se hizo extensiva gracias a ese gol tempranero para allanar el camino hacia la décima conquista oficial a nivel internacional.

Más allá del gol, River comenzó el encuentro con una intensidad enorme tanto para atacar y abrir la cancha, profundidad incluida, como para presionar al conjunto colombiano. El Millonario fue insoportable. Driussi, de gran tarea esta noche, y Lucas Alario se encargaron de incomodar la salida rival. Como si fuera poco, se asociaron muy bien al circuito ofensivo que tuvo a un Andrés D’Alessandro pensativo, un Ignacio Fernández todoterreno, un Pity encendido y un Jorge Moreira de dinámica gigante.

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Sin embargo, poco a poco, disminuyó semejante inicio. Independiente Santa Fe logró equiparar la intensidad de River durante algunos momentos y así el desarrollo se empezó a jugar más cerca del medio campo que del área colombiana. Humberto Osorio remató desviado y un tiro desde afuera de Yeison Gordillo exigió a un Augusto Batalla que se repuso de una floja salida en otra acción.

A pesar de dichas acciones, el equipo que dirige Marcelo Gallardo maquilló su baja futbolística con mucha garra y corazón. Nadie daba por perdida ninguna pelota. Todos corrieron, todos metieron. El descanso no afectó esa intensidad y apareció otro gol tempranero: a los cinco del segundo tiempo, D’Alessandro envió un centro, Jonatan Maidana cabeceó en primera instancia y Alario también ganó por arriba para ampliar la ventaja.

En las tribunas comenzaron los festejos anticipados. Un cabezazo de Horacio Salaberry puso en partido a Santa Fe, debido a que descontó con casi media hora por delante. Los cambios del Muñeco le dieron mayor frescura al equipo, que careció de inteligencia y precisión suficientes para aprovechar los contragolpes. Martínez casi aumenta la distancia en el marcador al robar la pelota y picarla. El travesaño le dijo que no y hubo nerviosismo hasta el final.

Lejos de sufrir en exceso, River reunió la dosis justa de concentración, solidez y determinación para defender cada centro rival. El elenco visitante hizo de cada infracción, por más lejana que fuera, una pelota parada. A falta de juego asociado, inquietó por esa vía. Pero El Más Grande supo cuidar el balón durante los últimos instantes hasta que llegó el pitazo que lo consagró ganador de la Recopa nuevamente. El campeón más poderoso de la historia celebró de nuevo en un Monumental colmado, con una fiesta enorme. ¡El Campeón más poderoso de las copas!

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