River cerró un año inmejorable peleando otro torneo local hasta el último minuto. Con el 1-0 ante Quilmes, murió de pie ante un calendario sudamericano desorganizado y poco profesional. Aun así, se despidió como el mejor equipo del fútbol argentino. ¡Gracias por el sacrificio, campeón!
No se escudaron en aquellas fechas FIFA mal programadas en el calendario del fútbol argentino, esas que motivaron convocatorias inoportunas y titularidades prematuras. Tampoco en el hecho de haber sido el único club que afrontó tres competencias en simultáneo ni en las lesiones que mermaron al equipo con el correr del semestre.
Este River, lejos de las excusas y aún después de haberse consagrado campeón continental tan solo cuatro días antes, fue hasta Quilmes con la misma ambición de ganar y pelear el campeonato con la que empezó la temporada. Fue en busca del bicampeonato consciente de la exigencia de la camiseta y de su historia.
Allí, no avasalló a su rival, es cierto, pero propuso hasta encontrar esa victoria con la que se mantuvo como protagonista estelar del torneo desde el primero y hasta el último minuto. Desde aquel debut irregular con Gimnasia en el bosque, pasando por ese fútbol de galera y bastón que desplegó durante la primera mitad del certamen, hasta este desenlace que -pese a que no lo tuvo como campeón- lo despidió como el mejor equipo del fútbol argentino.
Sí, por lo que jugó, por lo que luchó y porque su andar no fue fortuito. Nada tuvo que ver con un penal errado o un tiro libre salvador, mucho menos con una racha de victorias agónicas. Por el contrario, pero aun así no se le dio. Poco importa, estos jugadores demostraron que estuvieron a la altura y que, si no habría sido por meras circunstancias otra hubiera sido la historia.
“Estoy orgulloso de dirigirlos”, les dijo Gallardo luego del triunfo en Quilmes. Orgulloso como todo River porque se mantuvieron inconformistas y ambiciosos a pesar de haberlo conseguido todo. Dos títulos locales, una copa internacional, ocho superclásicos sin conocer la derrota y un fútbol acorde a nuestra historia. Gracias por este 2014 inolvidable, de emociones, alegrías y de una identificación que hacía tiempo un plantel no trasmitía. Pero sobre todo, gracias por devolvernos a la gloria.



