(Yokohama – Enviado especial) Gallardo reconoció que “Barcelona es el gran favorito para esta final”, aunque dejó en claro que River tiene herramientas actitudinales para dar pelea en el partido más importante del Mundial de Clubes.

Esta vez no dio a conocer quiénes serán los once que presentará este domingo en el estadio Internacional de Yokohama, donde se disputó la instancia decisiva de Corea-Japón 2002. Prefiere comunicarlo primero en la intimidad del grupo. Marcelo Gallardo se siente motivado. Considera que tiene una chance gigante de hacer ruido en todo el planeta. Sabe que sus dirigidos darán todo por aprovechar esa posibilidad que no muchos tienen: enfrentarse al mejor equipo del planeta.

Pese a que el miércoles pasado, cuando fue consultado por La Página Millonaria, evitó hablar de preocupaciones de cara al domingo, el Muñeco admitió que el equipo está fuera de su plenitud. “Tal vez no llegamos como queremos futbolísticamente. Pero tenemos un gran corazón y se va a ver reflejado en el campo. Hay un enorme deseo de competir, con una mentalidad ganadora. Intentaremos sostenernos en eso”, analizó.

“El Barcelona viene demostrando que es el mejor, que tiene un poder individual desequilibrante. Además, es un gran equipo. Tiene enormes jugadores”, elogió el técnico de River, en conferencia de prensa, durante la mañana argentina. Sin embargo, enseguida apuntó a la motivación: “Cuando entramos a jugar, se acabó el respeto”. Una frase que anticipa la carga de inyección anímica que implementará puertas adentro, apelando al fuego sagrado de sus jugadores.

De todas formas, sin dejar de lado las esperanzas, Gallardo trasladó esa presión que a él y el plantel les tocó afrontar contra Sanfrecce Hiroshima. “Está claro que el Barcelona es el gran favorito para esta final. Pero desde nuestra humildad, que se ha representado este equipo durante tanto tiempo, y con esa condición de competencia absoluta en partidos decisivos, hace que tengamos un plus”, explicó.

Además, a la hora de plantear la estrategia, el entrenador nacido en Merlo, provincia de Buenos Aires, anticipó algunos conceptos: “Lo nuestro va a pasar por una cuestión de mucha concentración, de mucha cuestión física. Tenemos que ser inteligentes. Hay que saber cuándo agredirlos, cuándo presionarlo y cuándo vamos a tener períodos de sufrir y correr detrás del balón”.

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