Se fue Roberto Perfumo. Inesperadamente, el Mariscal falleció y dejó el recuerdo imborrable en aquellos que lo vieron jugar, como uno de los mejores defensores de la historia de nuestro país, y en los que no pudimos disfrutarlo en una cancha, el mito del hombre impasable que vistió el Manto Sagrado y rompió el maleficio.
“El tipo era una barrera, alguna que otra vez pasaba la pelota o el jugador, pero los dos juntos nunca”. Con esa frase, motivado y gesticulando como si en la cabeza estuviera viéndolo jugar en el instante, mi viejo me hablaba de Roberto Perfumo. Y así comencé a formar en mi cabeza la imagen de un superhéroe que, encima, se puso la número 2 de un River que no ganaba nada luego de 18 años y ahí, con él en “la cueva” se terminaron las pesadillas.
Ganador dentro del campo de juego y fuera, campeón con el mítico Racing de José, y abanderado del River de Labruna campeón en el 75, el Mariscal ganaba las divididas (todas, para los que tuvieron el honor de verlo) y, una vez retirado, las anécdotas en el mundo del fútbol giraron en torno a su marca férrea, su pierna dura y su temple. Y eso me hacía enaltecerlo aún más: ¿Cómo un tipo tan duro en el campo de juego, recibía comentarios positivos de todos lados y sus historias eran recordadas entre risas?
Era un tipo fenomenal. Ésa es la respuesta. Ojo, tampoco pude conocerlo en profundidad, tuve el honor de entrevistarlo sólo una vez y me atendió con una predisposición y cordialidad que hacían complicado pensar en el jugador que iba con todo a trabar.
Yo cuando llegué, me asombraba por lo que era River
Personalmente, me pegan las muertes de “los famosos”. Bah, en realidad, me pegan todas las muertes de conocidos. Pero la de los famosos me dejan ese no sé qué, que me dejan pensando “la pucha, qué simples que somos”. Y la de Perfumo me golpeó desde la nostalgia también. Desde la bronca de que yo no lo pude ver, no lo pude disfrutar en una cancha.
Me enteré de su fallecimiento en el Monumental, minutos antes de River-Sao Paulo. Y no pude evitar pensar que ahí, en esas tribunas, la gente aplaudió y ovacionó muchas veces al Mariscal. Y yo no lo vi, y me queda esa espina, esa bronca, de envidiar a los que sí lo hicieron. Pero al menos disfruto del relato de mi viejo, que todavía me habla de Perfumo como el superhéroe que imaginé en mi infancia, y yo no me canso de escucharlo.
+ ENTREVISTA: Perfumo recordando el título del 75.
+ EL MUNDO RIVER LO HOMENAJEÔ: Minuto de silencio previo al choque con Sao Paulo.