El Muñeco contó cómo vivió los días en los que pensó dar un paso al costado. El nuevo sistema táctico y una reflexión sobre cómo se vive el fútbol y la crítica en nuestro país.
“En estas horas hablaré con el Presidente, necesito pensar un poquito, me voy a tomar unos días para reflexionar sobre mi futuro. Tengo cosas en la cabeza que vengo evaluando”. Con estas palabras, Marcelo Gallardo sacudió a todo River el 16 de diciembre del año pasado tras conquistar la Copa Argentina. Fueron días de zozobra hasta el 21, cuando en conferencia de prensa confirmó su continuidad. Hoy, ya más tranquilo y con la cabeza puesta en nuevos desafíos, el Muñeco repasó aquella situación en un mano a mano con Olé.
“El final del año pasado fue duro, ya me venía haciendo preguntas, eran dos años y medio. Y uno se empieza a preguntar cosas estando en un club en el que sabés que la exigencia y la responsabilidad siguen siendo muy altas y donde tenés que estar preparado para eso, porque sos el que toma las decisiones, el que baja un mensaje. Y tenés que volver a sentirte con muchísima energía para encarar otra vez un año lleno de expectativas. Y bueno, pusimos un signo de interrogación porque necesitaba ponerme a pensar qué era lo que seguía. Pasa que jamás pensé que esa pregunta interna, a raíz de un comentario, pudiera llegar a tener tanta repercusión”, reflexionó.
Jamás pense que esa pregunta interna pudiera llegar a tener tanta repercusión
“Me salió decir porque lo sentía, fue una respuesta natural. Y estaba la posibilidad de dar un paso al costado. Después pasaron esos días, tuve que tomarme un tiempo para pensar un montón de cosas, reflexionar sobre otras y eso hizo que tomara la decisión de quedarme y de tomar este año como un año de disfrute. Aunque en el buen sentido, con la misma exigencia, porque no puedo ser de otra manera ni bajar un mensaje con el que no me sienta identificado”, agregó en este sentido.
¿Cuándo decidió que no iba a dar un paso al costado? “No hubo un momento puntual. Después de la vuelta de Bahía Blanca (tras jugar con Olimpo), recién ahí, ya estaba más para… Para no continuar. Y esas 48 horas, lunes y martes, me aislé, me quedé conmigo mismo, y la verdad es que no pude conciliar el sueño en esos dos días, pero me hizo bien para encontrar la respuesta. Porque en definitiva uno está todo el tiempo buscando respuestas, y a veces uno no las encuentra y otras veces, sí. Y en esos dos días empecé a bajar un montón de cosas que había vivido, que me marcaban que iba a tener que recuperarme, pero que tenía las ganas de por lo menos terminar mi vínculo con la institución. Recordé que a mediados del 2014, al mes y pico de trabajo, habíamos pensado en la posibilidad de terminar esta gestión (la de D’Onofrio) conmigo a la cabeza como entrenador. Y eso me motivó para poder darle un buen cierre”.
Estar por estar no me gusta
Cualquiera que conozca a Gallardo sabe que si se quedó es para ir por más: “Si vos no podés brindarte entero, te tenés que ir. Estar por estar no me gusta, estar por el hecho de haber ganado algo, algunos títulos que te permiten cierta estabilidad, conmigo no va”.
Fiel a su estilo de no quedarse en el mismo lugar, de buscar alternativas y formas de crecer, Gallardo intenta en este comienzo de año implementar un nuevo sistema táctico: “Me estimula seguir dándole variantes a una idea que no cambia. Sí genera ciertos detalles que hay que trabajar y puntualizar para ver si funciona, y eso es lo que más me gusta, porque en esos cambios permanentes, el tener que soportar que se te vayan los jugadores a cada rato y tener que conformar un plantel… Si me estancara con una sola forma de jugar sería muy difícil. Si digo “bueno, con ésta gané, seguimos así, la dejo”, no me sentiría cómodo. Entonces, tratamos de ir viendo situaciones que nos generan un desafío a mí y a los jugadores, pero lo que quiero además es que ellos lo hagan carne, que lo hagan propio, y ése es el desafío. Cuando ves que se van involucrando y no lo hacen para cumplir sino que lo toman como una posibilidad buena que asumen con responsabilidad y les genera un desafío para conseguir mejores herramientas, es buenísimo. Porque nada es absoluto: justamente estos momentos son para trabajar; si no, ¿para qué serían las pretemporadas? Uno después necesita jugar de una manera y no tiene los tiempos en una semana: no basta con un mensaje, tenés que entrenarlo”.
Si me estancara con una sola forma de jugar sería muy difícil
El DT no le teme a la posibilidad de equivocarse: “Generalmente tomo las decisiones convencido. Después es mucho más fácil analizar desde el resultado, que eso es para los diarios, para hacer el análisis a partir de lo que viste, pero antes de eso hay cosas que desde afuera se desconocen: si a un jugador lo tuviste bien en la semana, si tuvo un problema personal, hay un montón de cosas que el entrenador, que convive en el día a día, ve. Y otra es la estrategia que uno evalúa y piensa que puede darse de una manera. A veces se da así y a veces, no. Eso tiene que ver con los cambios de los partidos”.
¿Cómo toma la crítica? “Me jode el que habla sin fundamentos. Si me decís “no, bueno, yo creo que esto, que lo otro, pim pam pam”, bueno, todo bien: el que critica con fundamento no me molesta, pero el oportunista… El que se sienta en una mesa o escribe esperando el error para machacarte… Ese me jode, y de esos hay muchos en el fútbol argentino. Pero uno conoce las reglas del juego, sabés que son éstas, dónde estás metido, que estás en un fútbol argentino en el que perdés tres partidos y no servís más y te echan. Entonces, después cuando veo que los medios se sorprenden, digo ‘pero si ustedes también lo fogonean y hablan de cómo puede seguir tal o cual técnico y les preguntan si tienen fuerzas para continuar’. Tenemos que ser más autocríticos, todos estamos envueltos y metidos en esta sociedad dramática que tiene el fútbol, que genera estos inconvenientes que tenemos: estamos metidos en un caos, eh, en un caos tremendo, tremendo, en el cual muchos no hacemos nada para ver si nuestro fútbol puede cambiar. Hay una pelea interna de egos e intereses que es totalmente despiadada, y no se dice nada… Bueno, basta, hay que atacar a los que no quieren que el fútbol argentino evolucione, mejore; hay que empezar a alzar la voz y los que no sirven no tienen que estar, claramente lo digo. Pero por no hacerlo estamos en la situación que estamos. Porque estamos siempre tratando de fogonear el caos, la crisis. Es tremendo, eso es tremendo”.
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