River se consagró campeón continental después de 17 años y lo celebró a la grande. Mercado y Pezzella sellaron el 2-0 ante Nacional que desató el delirio del país menos algunos. Acá, el paso a paso a de un semestre repleto de alegrías, sinsabores e incertidumbre, pero que terminó con una corona.
Las pasamos todas, cómo no íbamos a pasar esta final. Mire, recapitule. La salida de Ramón, el caos aparente. Se va también Ledesma y Enzo no tiene mejor idea que reemplazar al técnico más ganador de la historia con un principiante. Llega el Muñeco. Incertidumbre. Un crack dentro del campo, ¿pero cómo será desde afuera? ¡Por qué este martirio justo después de romper la racha de seis años sin vueltas!
Encima, Teo que sí, Teo que no. Prolonga sus vacaciones, amaga a irse y vuelve. Menos mal que vuelve: “el equipo es corto”, dicen, mientras los enroques Lanzini-Pisculichi y Carbonero-Sánchez alimentan la desesperanza. Y para colmo, Cavenaghi se opera.
Bursitis. ¿Bur, qué? Google da el peor de los pronósticos. Hasta 2015 sin capitán ni goleador. “Por eso se fue Ramón, por la falta de refuerzos”, esgrimen a viva voz los que lo saben todo. Esos mismos que primero ponen el grito en el cielo por los desprolijos debuts ante Ferro y Gimnasia y pocos días después presumen del “famoso River Plate”.
Ese que ahora gana, gusta y golea. La triple G al frente de los tres frentes. Récords de partidos ganados, goles convertidos y toda racha que se le ocurra. Es lo más parecido al River de Ramón en 1997. Al menos hasta que se lesiona Kranevitter. Out también hasta 2015. ¿Y ahora? El resistido Ponzio para afrontar la seguidilla de Lanús, Boca y Newell’s.
Temor. Más por las convocatorias de Teo, Balanta y Vangioni. Aun así, el equipo avanza y avanza. Con los que están, con lo que tiene, y mal no le va. Pisculichi es el mismo que nos desvelaba diez años atrás. Juega, asiste y la mete. Sánchez emula a Mascherano. Juega y no para de correr. Y Ponzio resurge en el momento más difícil para copar el mediocampo.
Pero junto con el cansancio y la lógica baja del nivel, un golpe al corazón del plantel: lo sufre Gallardo en lo personal, lo siente todo el grupo por igual. Sumado a ello, nuevas convocatorias. Sánchez y Teo justo entre la semifinal copera con Boca y la final con Racing por el torneo. Juegan, no juegan. Los liberan y juegan. Raspamos en La Boca, pagamos en Avellaneda, ridiculizamos a Gigliotti y vacunamos en el Monumental.
Bienvenida, final internacional. Diez años pasaron de aquel traspié en Perú, diecisiete de la última epopeya. Y merecida recompensa tuvo semejante espera. Más de 65.000 personas armaron una fiesta descomunal para, después de tanto transitar y sufrir, volver a delirar de la mano de un River campeón continental. A festejar, a disfrutar, que acá semi-ra y se goza.
+ Afiches: las cargadas al eterno rival y Gigliotti.
+ Fotos: las mejores imágenes de una noche soñada.
+ Obelisco: River festejò toda la madrugada.
+ Videos: la fiesta en las tribunas, el campo y el vestuario.
+ Uno x uno: la puntuaciòn al equipo campeòn.
+ Calificá: puntuá la actuación de cada jugador.



