Marcelo Larrondo abrió su corazón y reveló que pensó en retirarse debido a las constantes lesiones que sufrió desde que llegó al Más Grande. Además, explicó que se encuentra en forma, agradeció a la directiva y al cuerpo técnico por el apoyo, y dejó en claro que tiene intenciones de hacer historia en el club.

Desde que llegó al Millonario no tuvo la chance de demostrar la clase de jugador que es y que Marcelo Gallardo buscó en aquel mercado de pases de julio de 2016. El delantero llegó a la institución con la ilusión de poder dejar una huella. Pero, hasta el momento, sin dudas ha vivido una verdadera pesadilla.

En casi dos años que lleva en La Banda, Larrondo apenas pudo disputar 14 encuentros oficiales (460 minutos), en los que logró convertir dos goles (uno ante Racing por el torneo local y otro frente a Guaraní, por la Copa Libertadores 2017).

En una entrevista que le concedió a Clarín, el mendocino abrió su corazón y contó lo mal que la pasó todo este tiempo: “La verdad es que a veces pienso y es una pesadilla, es algo que no es creíble. Primero una rodilla, después la otra… Y me ponía a pensar y decía ‘o es una cosa o es otra’ o ‘es mentira lo que está pasando’… Fue algo increíble porque estuve en tantos equipos y nunca me pasó nada. La verdad es que me puso muy mal. No trato de mirar para atrás porque sino es peor. Ahora estoy más contento porque lo que más quería era entrenar con mis compañeros. Cuando estábamos en el gimnasio con ellos y nos poníamos a hablar yo ya me sentía parte del grupo, pero después cuando ellos se iban a hacer otros entrenamientos al campo de juego y yo me quedaba en el gimnasio me sentía muy mal. Entonces trato de no mirar hacia atrás sino hacia adelante y prepararme para lo que venga”.

A su vez, el atacante remarcó que los inconvenientes físicos comenzaron en el Canalla, tiempo antes de llegar a Núñez:Si me preguntan antecedentes anteriores, nunca tuve nada, más allá de algún esguince de tobillo o ese tipo de cosas normales que pasan en los entrenamientos pero lesión de rodilla o cosas así nunca nada importante, nunca lesiones de mucho tiempo de espera. Todo empezó cuando en Rosario me operaron. Y ahí tal vez, me equivoqué. No por la operación, si no que tendría que haber buscado un médico mejor para hacer una cirugía mucho mejor”.

¿Por qué se resintió de aquella lesión? “Cuando me operaron allá aceleraron un poco los tiempos. Mi recuperación era de 60 días y como era clave tanto para el Chacho (Eduardo Coudet, su técnico en Central) como para el equipo, a los 20 o 21 días ya estaba jugando cuando en realidad tenía que estar en plena recuperación. Al no haber hecho una buena rehabilitación me empecé a descompensar, a fatigar los músculos, a correr mal y ahí es donde se provocan los edemas óseos y eso después es más preocupante porque tenés que parar. Porque si le seguís dando rosca se te fractura el hueso. Fue lo que me pasó acá en River cuando me operaron después de haberme lesionado en la pretemporada en Orlando. Me jugó en contra la ansiedad. Quise poner a la par de todos y tal vez tendría que haber bajado un poco los decibeles y haber hecho la pretemporada un poco más tranquilo. Me terminó pasando tal cual me pasó en Rosario con el edema óseo. Pero gracias a Dios el edema óseo se curó en 20 días, mientras que en Rosario me duró casi dos meses más o menos”, explicó.

Debido a todas estas lesiones que sufró, Larrondo confesó que pensó en retirarse, y que siente que tiene una cuota pendiente con el hincha: “Tal vez en Rosario no lo viví tan mal porque ya había demostrado un poco de mí, no me sentía en deuda con nadie como me pasó en River. Hasta el día de hoy tengo como una espina clavada. Yo vine a River para triunfar, para quedar en la historia de River, para ganar campeonatos, sobre todo siendo hincha de River como soy. No vine con la idea de pasarme todo el tiempo en la camilla. Yo venía con una ilusión increíble y la verdad es que hasta el día de hoy lo pienso y juro que es algo raro lo que me pasó, porque venía con tanta ilusión, con tantas ganas de poder demostrar, de darle todo a la gente de River y a la dirigencia que también se portó de maravilla. Quería demostrar todo eso para quedarme tranquilo también”.

“Hoy tengo una espina clavada. Después, hubo momentos en los que se me pasó por la cabeza dejar todo. Había días que estaba en mi casa y no sabía qué hacer. Trataba de aferrarme a mi familia, a mis hijos, a no pensar, a no ver noticias, no ver canales de deportes…Miraba un partido de fútbol diez minutos y apagaba la tele. Me moría de ganas por estar ahí adentro, me ponía fastidioso, de mal humor y trataba de no estar en el ambiente del deporte para no sufrir. Trataba de aferrarme a la gente que siempre tiraba para adelante como mi familia o Marcelo (Gallardo)… Estoy agradecido de todo lo que ha hecho River, a todos mis compañeros, al cuerpo técnico, al cuerpo médico, porque nunca me dejaron solo y siempre trataron de hacerme sentir importante. Eso fue lo que me ayudo también a no sufrir tanto”, agregó el hombre de 29 años.

Pero, ¿cómo se encuentra ahora físicamente? “Bien. Más tranquilo. Dos meses antes del receso empecé a entrenar a la par de mis compañeros y estoy contento porque después de tanto tiempo inactivo pude terminar entrenando, pude jugar con la Reserva. Si miro hacia atrás y veo donde estoy parado ahora estoy muy contento y con muchísimas ganas de empezar a sumar minutos, que es lo que más quiero”, aseguró Larrondo, que mantiene la ilusión de poder triunfar con el manto sagrado.

Por otro lado, el atacante reslaltó que tiene la idead e cumplir con su contrato, que expira el 30 de junio de 2020: “Es la idea. Gracias a Dios ahora estoy bien y puedo entrenarme a la par de mis compañeros. Seguramente una buena pretemporada me va a venir muy bien y trataré de sumar minutos que es lo que más quiero. Para un jugador es fundamental la continuidad y la confianza. Todo lo otro viene solo. Estoy tranquilo porque sé que estando bien puedo demostrarle mucho a River y la verdad es que eso me deja tranquilo. Estando al cien por ciento puedo dar mucho”.

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Intenta hacer oídos sordos a las críticas con mala intención: Trato de no darle importancia. Más que los comentarios, lo que más me fastidiaba era que me preguntaran todos los días cómo estaba. Me molestaba. Y siempre trataba de mantenerme en un orden o un margen de educación, de no salir a hablar con nadie, de mantenerlo yo guardado aunque sí me daban ganas a veces de mandarlos a todos a la mierda. Pero como hasta en mí mejor momento no hablaba, trataba de evitar los medios. En ese sentido me sentía más seguro o más guardado sin las redes sociales, sin ver televisión, sin ver nada.

Elogió a Gallardo por el apoyo que le dio en todo este tiempo: Hablé con Marcelo pero para agradecerle por el apoyo que me brindaron siempre. En River hay un grupo bárbaro. Hay mucha humildad. Cuando llegás te integran rapidísimo, te hacen sentir como si estuvieras hace diez años en el club y eso lo ayuda a uno para estar bien y sentirse más cómodo. Si la cosa fuera diferente no saldrían bien las cosas.

En total lleva cuatro cirugías: Me hicieron dos cirugías en cada pierna. Una fue en Rosario y las otras tres acá en River. La lesión en los meniscos que tuve en Rosario me pasó jugando contra River, después de ese 3 a 3 (en el torneo de transición 2016) que fue medio loco. Después de ahí seguí jugando pero no me había dado cuenta, al margen de que ese día sentí un pinchazo en la rodilla. Pero me molestaba. Hasta que llegó un momento que fue cuando me convocaron a la Selección de Chile (tiene doble nacionalidad). Un día antes de ir ya había decidido operarme porque ya se me juntaba liquido, me dolía y no aguantaba el dolor. Me operé, no me recuperé bien y ahí empezó todo el problema.

Lo que hablaba con Mora cuando ambos estaban lesionados: Yo venía con otra idea, con otra mentalidad, no venía a River para estar arriba de una camilla. Me pasó a mí, le pasó a Luciano Lollo, le puede pasar a varios jugadores, le tocó a Rodrigo Mora. Rodri me dijo: “Desde que me pasó lo de la cadera ahora entiendo lo que se vive al estar lesionado”. Uno que está adentro o el que no lo vivió no se da cuenta cómo lo vivimos. Mora me dijo: “Ahora te entiendo a vos y lo entiendo a Luciano”. Son momentos de mierda que si no los vivís, no te das cuenta de lo que se sufre.

La lesión en la rodilla izquierda en la pretemporada de Orlando, en julio de 2017: Venía haciendo una pretemporada muy buena, estaba muy contento. Al final la pretemporada la terminé toda. Pero en un entrenamiento caí mal y todos pensamos lo peor, hasta yo lo pensé porque escuché un ruido horrible. Me fui a hacer la resonancia y no salió nada tan importante, sino un poco roto el menisco nada más. Después a los cuatro o cinco días me sentía bien y empecé a entrenar normal. Cuando llegué a Buenos Aires sentí mucho dolor, me hicieron otra vez una resonancia y salió un poco dañado el cartílago y ahí ya me hicieron la cirugía.

¿Buscó alguna medicina alternativa? En un momento me decían que vaya a una bruja, pero no soy de pensar en esas cosas. Sí fui a la Virgen de Luján, donde esta el Padre Diego, que es muy hincha de River y me recibía de la mejor manera, pero no iba con la intención de decirle “Padre, curame” o “sacame esta mala onda”. Lo hice por ir, por conocer la iglesia, a la que nunca había ido, por conocer al Padre Diego. Era como un desahogo.

Se apoyó mucho en su familia: Me aferré a la familia (su mujer, Laura y sus hijos, Amalia y León) que es lo más importante. Cuando vi una nota que dio Gonzalo Higuaín, estuve totalmente de acuerdo con él, con todo lo que decía con respecto a la familia. Lo único que tenés es a tu familia, después no te queda más nadie… Y es verdad lo que dijo. Por suerte tengo gente que me quiere y la verdad es que yo también soy un pibe querido, alguien humilde que siempre está con la familia y tengo muchos amigos que me quieren y eso es lo que más me deja tranquilo.

También hizo trabajos de rehabilitación con el kinesiólogo de River: En la clínica de Jorge Bombicino. Cuando uno vive lesiones importantes en la rodilla, el kinesiólogo es como tu segunda mujer y la clínica como tu segunda casa (risas). Mi mujer también me felicita por lo profesional que soy y eso me deja también tranquilo porque siempre hice las cosas bien.

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