River está de pie: esta noche ganó, gustó y goleó. Atrás quedó la racha de tres empates consecutivos en la Copa Libertadores para darle paso a una serie que se puede mirar de otro modo: apenas una caída en sus últimas 18 presentaciones por el máximo certamen continental. Hoy se impuso 3-0 sobre Alianza Lima y quedó segundo en la tabla de posiciones del Grupo A, cuatro unidades detrás de Internacional y dos arriba de Palestino, el próximo rival. Si el Millonario obtiene la victoria en Chile, el miércoles 24 de abril, se clasificará a los octavos de final.
La actuación de esta noche fue muy buena. El único déficit estuvo en la definición. Pese a que marcó tres goles, desperdició un penal y no contó con la puntería suficiente para estirar la ventaja con mayor anticipación. Tan grande fue la supremacía sobre el equipo peruano que Germán Lux ni siquiera sufrió peligro. La defensa brindó solidez, mientras que los volantes hicieron un trabajo impecable tanto en la recuperación como en la circulación del balón.
Catorce minutos de juego iban cuando Matías Suárez, asistido por Nicolás De La Cruz, abrió la cuenta a través de una resolución acorde a su jerarquía para llegar a su cuarto grito en tan sólo 639 minutos oficiales. El uruguayo fue la figura excluyente porque generó el penal a favor que ejecutó mal Lucas Pratto, de tarea eficiente en la parte ofensiva para provocar riesgo pero sin contundencia.
De La Cruz también causó el córner que Ignacio Fernández hizo efectivo para el cabezazo de Lucas Martínez Quarta en el 2-0 parcial, mientras que cerró su función con un golazo parecido al de Juan Pablo Ángel a Boca en el año 1999, aunque en este caso fue mediante un zurdazo. El hermano de Carlos Sánchez fue mediocampista por derecha con libertad para soltarse y asociarse a Nacho, el reemplazante elegido por Marcelo Gallardo para no extrañar tanto a Juan Fernando Quintero.
Con un rendimiento sólido en todas las líneas e inteligencia para utilizar los espacios y desacomodar el 5-4-1 inicial de Alianza Lima, River ganó de forma totalmente merecida. El 3-0 hasta quedó exiguo en relación a la superioridad exhibida. El Más Grande tuvo buena circulación, criterio en la elección de las decisiones y la perseverancia habitual para desarmar física, anímica y futbolísticamente al conjunto incaico. Así quedó muy cerca de meterse en octavos de final: si le gana a Palestino, logrará esa misión.