Ni el más optimista imaginaba semejante fiesta en la vuelta de los hinchas al Estadio Monumental. River jugó un partido de ensueño ante Boca, lo bailó, lo borró de la cancha y le ganó 2 a 1 con un doblete de Julián Álvarez. La tarde tuvo de todo: cánticos contra el eterno rival, ovaciones a los ídolos y el recibimiento más importante y emocionante de todos: el de Marcelo Gallardo. El Muñeco volvió a sentir el calor de los hinchas y se fue al borde del llanto.

 

 

"Gallardo es de River y de River no se va", se escuchó en la previa y también después del partido. En el medio de la incertidumbre por si continuará o no al mando del equipo, la gente le dejó en claro al Muñeco que el futuro en el club es con el al costado de la línea de cal. Cuando su nombre sonó por el alto parlante, el Monumental se vino abajo en aplausos, durante el partido se cantó el famoso "Muñeco, Muñeco" y lo más emotivo fue en el final, con el técnico mirando a los hinchas mientras gritaban por él, con los ojos vidriosos y las lágrimas a punto de caerle.

Gallardo se puso la corbata de Labruna

Solo él sabrá si fue su último superclásico o no, pero hace mucho tiempo no se veía semejante demostración de amor y cariño después de un partido por un torneo local y, sobre todo, nunca se lo vio tan emocionado como hoy. El Muñeco, además, se vistió para la ocasión y llenó de orgullo a todos los hinchas cuando se lo vio salir a la cancha con una corbata de color oscuro pero con líneas rojas y blancas en la parte de abajo, al mejor estilo Ángel Labruna.