Ganaron ellos. Boca consiguió lo que buscó desde el día 1 en el que el presidente de la Nación, Mauricio Macri soñó con hinchas de Boca en la vuelta. Un marco de cordura le impidió al Jefe de Estado llevar a cabo esa locura, pero consiguió que al menos, como no estará su gente, tampoco estará la de River.

Boca no quería jugar en el Monumental, lo dejó en claro desde el comienzo. El estadio colmado de riverplatenses y la preparación para el mejor recibimiento de la historia eran demasiado para los de la Ribera. Y Daniel Angelici hizo todo lo posible para conseguir su deseo. Incluso traicionó su propia palabra y firma. 

Manejan el país. Manejan la justicia e incluso son capaces de jugar con la integridad física de la gente, es realmente una locura lo que está pasando. Sobrepasa por escándalo al mundo del fútbol. Es algo que nos atraviesa a todos los argentinos. 

Aún falta el fallo del Tribunal de Disciplina de Conmebol, el triunfo de estos puede ser incluso superior a lo que ya consiguieron. Boca disputó 90 minutos con su público a favor, en su cancha, en su país. A pesar de que al Pity Martínez, por ejemplo, le hayan arrojado elementos durante el encuentro. Y River tiene que jugar en otro país. No sólo lo sacan de su estadio, lo exilian. Es un papelón sin precedentes.