Pocas veces en la historia del fútbol un penal atajado se gritó con la misma intensidad que un gol fundamental, como ocurrió en el Estadio Monumental en el marco de las semifinales de la Copa Sudamericana 2014. En aquella noche histórica y en plano Superclásico, Marcelo Barovero se inclinó con mano cambiada para contenerle el tiro desde los 12 pasos a Emmanuel Gigliotti y retumbaron las cuatro tribunas en un rugido interminable.

Y en la jornada del domingo en España, Trapito volvió a rememorar aquella atajada impresionante y la emuló de una manera casi perfecta. Es que el arquero volvió a atajar un penal en el partido que Burgos, su actual equipo, derrotó 1-0 a Celta B y terminó la fase de grupos como primero de su zona, previo a lo que serán los Playoffs en la búsqueda del ascenso.

Fue tan transparente la reminiscencia a aquel penal a Gigliotti que Trapito no solo estaba vestido de verde como frente a Boca y también lo tapó a mano cambiada, sino que además levantó su dedo índice en el festejo, tal como lo hizo aquella noche. Y para coronar los datos de color en la comparación con ese partido, el tiro libre del gol de Burgos fue ejecutado por Leonardo Pisculichi, quien marcó el único tanto en la victoria 1-0 frente a Boca que clasificó a River a la primera final internacional del ciclo de Marcelo Gallardo.